La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha sido duramente criticada por firmar un acuerdo económico con el expresidente estadounidense Donald Trump que, según analistas europeos, representa una capitulación frente a los intereses norteamericanos. El pacto, cuya negociación fue impulsada por los sectores industriales más poderosos de Europa, busca evitar la imposición de aranceles a productos clave, pero a cambio de amplias concesiones que no han sido claramente correspondidas.
Entre los puntos más polémicos está la apertura de sectores estratégicos europeos a la inversión estadounidense sin garantías de reciprocidad, la flexibilización de estándares ambientales para el ingreso de productos agrícolas desde EE. UU. y la reducción de barreras regulatorias en tecnología. Críticos afirman que Von der Leyen “ha dado todo sin obtener nada”, y que su gestión ha debilitado la posición estratégica de Europa en un contexto geopolítico incierto.
Aunque desde Bruselas se defiende el acuerdo como una “decisión pragmática” ante las amenazas comerciales de una eventual segunda presidencia de Trump, muchos lo consideran una rendición anticipada frente a un actor impredecible. En particular, preocupa que Europa no haya logrado incluir cláusulas de protección para sus industrias más vulnerables, ni garantías sobre el cumplimiento de normas comunes.
El Parlamento Europeo y varios gobiernos han solicitado la publicación completa del acuerdo y su discusión en sesiones abiertas. Algunos sectores proponen incluso que sea revisado o anulado si viola principios básicos de soberanía económica.
Relevancia para Ecuador:
Las decisiones geopolíticas entre Estados Unidos y la Unión Europea pueden afectar los términos comerciales globales, incluidas las condiciones de exportación de productos ecuatorianos y el equilibrio en tratados multilaterales.