Israel enfrenta una situación crítica en su frontera sur tras una serie de incendios forestales que, según las autoridades, fueron provocados intencionalmente desde la Franja de Gaza. Los incendios han consumido más de 6.000 hectáreas de tierras agrícolas, reservas naturales y zonas residenciales en los alrededores de Sderot y Ashkelon, obligando a evacuar a miles de personas.
Fuentes de seguridad israelíes aseguran que los fuegos fueron generados mediante globos incendiarios lanzados por grupos radicales palestinos, como parte de una estrategia para generar caos y desgaste económico. En respuesta, el ejército israelí ha llevado a cabo bombardeos selectivos contra posiciones en Gaza, incrementando la tensión en una región que ya vive en constante zozobra.
Organismos de derechos humanos han pedido a ambas partes contener la escalada, mientras equipos de emergencia continúan trabajando intensamente para sofocar los focos activos, en medio de una ola de calor sin precedentes. El Ministerio de Medio Ambiente estima que la recuperación ecológica podría tardar años, debido a la destrucción de ecosistemas enteros y fauna protegida.
Este nuevo episodio reaviva el temor a una nueva ola de violencia en Oriente Medio, justo cuando la comunidad internacional intenta reabrir canales diplomáticos para lograr una tregua duradera entre israelíes y palestinos.