Ser político requiere de cierta habilidad para engañar a los demás. Ser estadista es todo lo contrario, es ser líder, respetado, hábil, y experimentado, en gestionar los problemas y las soluciones alternativas que requiere la sociedad en su conjunto.
Hemos sido expuestos, querámoslo o no, a estos dos tipos de personas o formas de hacer política, gracias a la seudo-democracia que vivimos desde inicios de la década de los 2000. Pero esta segunda vuelta electoral de 2025 nos dejó mucha información a ser procesada, para mejorar, por supuesto.
El político tradicional, en crisis ideológica y con una narrativa que polariza, ya no levanta votos de ciudadanos convencidos de que se merece su confianza. La sociedad ha empezado a cambiar y me parece que existen grupos con intereses opuestos. Vamos a revisar algunos de ellos.
El primer grupo es el de los jóvenes entre 25 y 40 años que ya no come cuento, como se diría en la calle. Ellos son conscientes de todos los desequilibrios del mundo, en general, y de nuestro país, en particular. La política social, las desigualdades, el cuidado de la vida y del planeta, la atención a los vulnerables, es lo que les mueve a emprender actividades organizadas y a tratar de cubrir lo que el estado no puede, no se da cuenta o no quiere. Por eso están disconformes con los políticos, independientemente que sean de derecha, socialistas o populistas. Están convencidos de que el mundo debe generar una nueva conciencia, más humanista y reordenar los valores para, no crecer y desarrollarnos; sino, más bien, para convivir y compartir como sociedad con cultura.
Por razones como estas, los jóvenes piensan y repiensan en procrear, traer vida nueva al mundo, cuando hay tantas vidas que se están perdiendo por falta de acción efectiva de los estados y de las sociedades. No son políticos, pero quisieran poder ejecutar acciones muy concretas para paliar la crisis social mundial. Son, o quieren ser, ejecutores de soluciones. Los jóvenes de hoy son nihilistas.
El segundo grupo es el tradicional corrupto, que se deja llevar por los seudo líderes para engañar a la sociedad, y usufructuar de los recursos públicos para su beneficio. Son los de la viveza criolla que tanto mal ha hecho a nuestro país. Son los aprovechadores, los que pagan para ser parte de la argolla y luego cobran con creces su aporte, en detrimento de los vulnerables, pues esos son los recursos de los que se apropian, los recursos de la política social, destinados a resolver los problemas de los vulnerables. Han logrado gobernar el país por varios años, gracias al egoísmo enraizado de nuestra gente, de sus socios, de los ciudadanos corruptos e indolentes de la situación de los vulnerables. En buena hora, este grupo, que ha intentado estar en el poder nuevamente, perdió espacio y se está reduciendo.
El tercer grupo son los quemeimportistas, han logrado mejorar su zona de confort y no les llama la atención los problemas de la sociedad. Su bienestar es lo único que les mueve, pues están bien acomodados, y mientras a ellos no les afecten sus intereses permanecerán así, repantigados, desatentos de la problemática social.
El cuarto grupo, que ha surgido en este año 2025, son los jubilados o adultos mayores, quienes pacientemente fueron testigos de las acciones fraudulentas de los oportunistas (segundo grupo) y de los políticos tradicionales que afectaron su bienestar futuro. Están cansados de los pésimos servicios que reciben del estado, están cansados de que se hayan robado sus aportes, están cansados de que quieran seguir usufructuando de sus ahorros. En definitiva, están cansados de la desatención del estado, tomando en consideración que trabajaron toda su vida, que los fondos aportados con suyos y que es obligación del estado prestarles servicios eficientes. Están cansados, por eso ejercieron su derecho de voto de forma clara.
Al parecer, en términos culinarios se diría, se está adobando o se está macerando la nueva clase política, formalmente bien educada, sin ataduras con partidos o movimientos políticos retrógrados, sin corrupción; sino más bien, identificados con organizaciones sociales que buscan atender la problemática social específica para, una vez entendida, comprenderla y buscar soluciones alternativas que ayuden a sentar las bases para una nueva red de política social, más humanista e integral, con resultados concretos.
La base de esta nueva clase política son los jóvenes (25 a 39 años), que equivalen al 31% de la población, en el año 2022. Ellos son los que enfrentan a la clase política tradicional corrupta y facilitarán su desaparición, pues no lograron nada en términos sociales. Ellos también están cansados de la desatención social y del mal uso de los recursos públicos. Las mujeres tienen mayor influencia. Al desagregar por grupo etario, las mujeres son 4 o 5% más que los hombres. Por eso, el cambio se empieza a notar.
Estaremos en buenas manos, como dice el dicho popular. La hora de las personas integras, de las mujeres en la política, es un hecho y, lo queramos o no, tienen carta abierta para mejorar el bienestar de los ecuatorianos, para bajar las tenciones de los sectarios y para emprender una convivencia seria entre ecuatorianos. Ahora si podemos gritar e voz en cuello.
¡¡¡Los buenos somos más!!!
Nihilista: posición filosófica que niega que la vida tenga un sentido predeterminado o trascendente. Para ellos, la vida es lo que se hace, no lo que se dice que se debe hacer.
Censo poblacional 2022. https://www.censoecuador.gob.ec/resultados-censo/
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