Washington / Pekín. En una decisión inesperada pero largamente esperada por los mercados, Estados Unidos y China acordaron una tregua comercial que congela temporalmente nuevos aranceles y establece un calendario de renegociación de las actuales políticas comerciales bilaterales.
El anuncio fue realizado de forma conjunta por las delegaciones de ambos países tras una serie de reuniones privadas en Ginebra. El nuevo entendimiento detendrá las tarifas impuestas durante los últimos años sobre productos como semiconductores, automóviles, metales y bienes agrícolas, que habían provocado un fuerte impacto en las cadenas globales de suministro.
“La tregua no es un acuerdo final, pero sí un compromiso firme de avanzar en una relación comercial más estable y equilibrada”, afirmó Janet Yellen, secretaria del Tesoro de EE.UU. Desde Pekín, el portavoz del Ministerio de Comercio calificó el paso como “un signo de madurez diplomática en tiempos de tensiones geopolíticas”.
Ambas potencias han acordado crear grupos técnicos bilaterales que se reunirán mensualmente para abordar temas clave como tecnología, derechos de propiedad intelectual, subsidios industriales y sostenibilidad ambiental. El proceso de negociación se extenderá al menos hasta marzo de 2026.
Los mercados reaccionaron positivamente: Wall Street cerró al alza y el yuan se fortaleció frente al dólar. Empresarios de ambos países, especialmente en los sectores agrícola y tecnológico, celebraron el deshielo, aunque con cautela.
Analistas señalan que la tregua es una señal de que la rivalidad estratégica entre ambas potencias no desaparecerá, pero podría gestionarse con mayor previsibilidad. Para muchos, se trata del primer paso hacia una nueva era de “competencia con cooperación” entre Washington y Pekín.