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RC versus el resto del país

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Los ecuatorianos acaban de dar un manotazo en la mesa. La ventaja de 11 puntos de Daniel Noboa ante Luisa González es la reiteración, por tercera vez, de que la mayoría no quiere vivir bajo el socialismo del siglo XXI, representado por la Revolución Ciudadana. Ese 55.63% ha dicho no a lo que ellos plantean (incluye su oferta electoral y, por supuesto, la agenda de impunidad de sus líderes) y esta vez una de las voces más fuertes la han puesto los ciudadanos de la tercera edad, cuya participación creció el domingo y a quienes hay que aplaudir de pie, por el amor mostrado a su país, por su valentía, por su entereza, por su dignidad.

Durante los últimos 19 años, ellos y los millones que han dicho basta, han afrontado los excesos de un grupo político que nació para las elecciones de 2006, jugó con las esperanzas de millones, enriqueció a sus amigos y se enamoró de la sensación de dar órdenes (mieles del poder le llaman) y que muchos inclinen la cabeza. Diariamente, hemos visto como rompen el país, porque lo han desgarrado, con sus esfuerzos de división, de polarización, que pudiera agravarse tras su derrota y por la presencia de 67 de los 151 legisladores que se posesionarán el 15 de mayo.

En su ya vieja práctica de apoderarse de los relatos, de la discusión pública, de la agenda política, la RC no tiene (nunca lo ha tenido) empacho en presentarse como quienes hablan en nombre del pueblo. Ellos no dicen que solo representan a una parte y que por años han empujado a la mayoría y no ha permitido que tengan voz. Bajo la práctica de los camisetazos o de las negociaciones (me refiero a las mañosas, por supuesto) al interior de la Asamblea Nacional se ha disuelto la poca pluralidad política que ha habido. Es que en estos 19 años sembraron y evitaron que se cambien estructuras políticas y legales que son la clave para destrabar algo más el país, con la complicidad de sus socios, que han sido muchos y prácticamente de la mayoría de los pocos colores políticos que han logrado representación legislativa. Una vergüenza que no la han sentido ellos, sino quienes están hartos de ellos.

Es por esto por lo que el presidente Daniel Noboa (a pesar de sus errores) y el bloque de ADN deben desde ya prestar especial cuidado al manejo Legislativo. La habilidad de RC es amplia y ellos saben moverse tras las bambalinas del poder. El primer mandatario lo sabe, el país lo sabe. Las preguntas son cómo se lo va a evitar en esta oportunidad, cuánto tiempo piensa ganar antes de la llegada del nuevo bloque de RC. 

Las acciones políticas que tome el Ejecutivo deberán ser rápidas y estar acompañadas de acciones en los diferentes puntos del país, con los gobiernos seccionales que estén dispuestos a trabajar, o sin ellos, porque esta vez no se puede perder el objetivo de salvar la democracia del Ecuador, lo que significa aislar a uno de sus principales enemigos: la Revolución Ciudadana.

Este artículo fue publicado en El Comercio, el 15 de abril de 2025

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