Icono del sitio Dialoguemos

La riqueza del Chocó se conserva en la reserva ecológica Las Siete Cascadas

Tiempo de lectura: 2 minutos

 

La reserva ecológica Las Siete Cascadas está en el chocó ecuatoriano. Nace allí donde los ríos Mira y Lita definen las fronteras entre Esmeraldas, Imbabura y Carchi.

Desde lo alto se ve como una capa verde, salpicada por el rojo y violeta de cinco tipos de orquídeas. Entre ellas están la vanda y la catleya, cuyo aroma atrae a 12 especies de mariposas.

La monarca y la morfo azul trazan su suave vuelo entre helechos gigantes que se elevan hasta 20 metros. Bajo su sombra, la planta de camacho, de hojas acorazonadas, forma enredaderas que cubren un angosto sendero, que debe ser recorrido con un guía nativo.

Sauces e higuerones acogen a la tángara real, cuyo plumaje azul contrasta con el de la tángara dorada. También hay colibríes, tucanes, guacamayos y otros 17 tipos de aves que buscan los enormes frutos del árbol de jaca, conocido como jackfruit, y las abundantes plantas de cacao.

El copal, que alcanza 35 metros, se alza imponente junto a un bosque de bambú sembrado hace una década. Estas plantas, que suman 10 mil ejemplares, forman parte de las 117 especies.

Las siete cascadas

La reserva tiene 207 hectáreas. Es considerada una zona de transición climática, donde las corrientes frías que descienden de la Sierra se encuentran con las cálidas del Pacífico. Es húmeda y tiene 25 grados en promedio.

En el centro, el río Chuchuví recorre 8 kilómetros. Sus aguas cristalinas nacen en la reserva Cotacachi-Cayapas y forman un espectáculo de siete cascadas.

La más imponente es la Cascada del Amor, descubierta un 14 de febrero. Su caída de 40 metros moldea las piedras del cauce y forma pequeñas piscinas. Desde la superficie se distinguen los peces lucio.

Medio kilómetro río abajo, emerge la Mujer del Encanto, una cascada de 25 metros.

El conjunto lo completan las cascadas del Duende, Santa Ana, Las Cuevas, La Reina y San Diego. Para explorarlas, se recorre un sendero lodoso de cuatro kilómetros por donde cruzan unos rieles oxidados, vestigios de una vía férrea cerrada en 2004. Hoy los usan colonias de hormigas.

“Anteriormente, lo que teníamos es que habitantes de la zona se dedicaban a la extracción de madera. Entonces, nosotros iniciamos con una capacitación para los habitantes, para que puedan entender y ver la riqueza que tenemos aquí”, contó Diego Tarupí, responsable del área de conservación voluntaria.

Turismo de conservación

Desde 1999, la familia Tarupí Reina ha integrado a 85 habitantes de tres comunidades cercanas en un plan para conservar la reserva ecológica Las Siete Cascadas, protegiéndola de la caza y la tala, y fomentando el turismo ecológico.

Cada año, 2 500 visitantes llegan atraídos por los monos araña negro, una especie en peligro de extinción, y otras 72 especies de mamíferos como el armadillo, que avanza con su andar sigiloso.

Son ocho horas de un recorrido acompañado por el canto de las aves y el murmullo incesante de las aguas en este tesoro hídrico.

 

Texto original de Ecuavisa

https://www.ecuavisa.com/noticias/medio-ambiente/choco-ecuatoriano-conserva-reserva-ecologica-siete-cascadas-BY8364993

Salir de la versión móvil