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El ARTE de CREAR para MEJORAR

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Todo proceso de innovación tiene un paso previo de alta potencia: la creatividad; la cual, sobre la base del pensamiento por asociación sensorial sistémico para generar ideas de alta aplicación, parte del estímulo que se haga a alguno de los sentidos humanos -el gusto, el oído, la vista, el tacto, el olfato- que, desde la filosofía de la creatividad, son esos estimuladores que, bien aplicados, son capaces de generar ideas que, luego, son el inicio clave del proceso de innovación; en donde, el ámbito actitudinal del ser humano, juega un rol fundamental, ya que, además de ideas potentes, se requiere de dosis altas de audacia para enfrentar al miedo que, normalmente, tiende a aparecer como obstáculo natural para que una idea se convierta en un bien y/o servicio que, desde de diferentes campos del quehacer social, pueden ayudar a mejorar el bienestar socioeconómico de la población.

Ahora, claro, para disminuir el riesgo del fracaso prematuro de una idea, es clave cumplir con tres pasos intermedios fundamentales: prototipar, probar y aplicar

Siendo el momento del prototipamiento el que, utilizando cualquier medio de registro –una hoja de papel, una servilleta que está a la mano y/o un dispositivo digital-, sirve para empezar a dar forma a la idea de lo que se quiere hacer o crear. Es fundamental registrar desde el inicio la explosión creativa, ya que, si no se lo hace, hay una alta probabilidad de que, así como llegó -muchas veces en el momento y lugar menos esperado-, también desaparezca y, luego, cueste volver a recordarla exactamente con el perfil y características que surgió. Ya que el factor de potenciamiento de una idea, es la espontaneidad de su aparecimiento.

En este ejercicio del prototipamiento, juega un rol clave el ejercicio creativo colectivo que se haga con otras personas; sobre todo con aquellas que tienen diverso perfil de formación educativa, ya que la diversidad de conocimientos y experiencias es otro de los potenciadores de la creatividad.

Como se puede apreciar para estimular los procesos creativos relacionados a cualquier aplicación, es necesario de potenciadores de la creatividad humana: el entorno que estimule esa habilidad humana, las personas sobre todo con formación y origen diverso y, por supuesto, la aplicación de algún estimulador que ayude a extraer de la mente humana ideas que, probadas y aplicadas, ayuden a transformar la vida del mundo en sus diferentes versiones de alcance territorial -global, regional, nacional y/o local-.

De ahí que, cualquier persona, aplicando los tres potenciadores mencionados, será capaz de generar ideas creativas que, luego, se puedan convertir en invenciones que, aplicadas a la vida personal, familiar y/u organizacional, pueden ser la oportunidad para crear y mejorar el bienestar del propio creador y de la sociedad en general.

Además de prototipar -momento de la iluminación creativa-, como paso siguiente, hay que realizar pruebas sobre lo que está en proceso de creación; para ello, la cercanía a la vida real en donde se usará lo creado, será un requisito orientador y generador de acciones de mejoramiento que, sobre los principios de la adaptabilidad, permitirá satisfacer la necesidad que, quizá, por mucho tiempo está esperando ser satisfecha gracias al trabajo e iluminación de las personas creativas.

Finalmente, incorporadas todas las mejoras salientes del instante de la prueba, se pasa a la etapa de la aplicación; en donde, el ejercicio comunicacional sobre las bondades de lo creado juega un papel preponderante. Eso sí, esa comunicación, sobre los principios de la ética, debe ser transparente y no engañosa y tramposa como, lamentablemente, muchas acciones originadas en las mentes del denominado “marketing perverso” son impulsadas por personas y/u organizaciones inescrupulosas que lo único que buscan es ganar, ganar y ganar más dinero sin importarles los medios utilizados.

Como se puede ver, partiendo de la premisa: “todo ser humano, desde su nacimiento, es un ser creativo”, las personas que quieran crear algo -aplicado a cualquier ámbito de su vida personal, laboral y/o de emprendimiento- lo pueden hacer, eso sí, recordando que crear es un arte para mejorar; en donde la pasión, la perseverancia y la resiliencia son tres valores actitudinales que, sistémicamente, interactúan en pro de lograr que la vida humana y de los demás seres vivos que habitan la Tierra sea mejor y llena de felicidad compartida. De ahí, si en la vida todo es perfectible, pensando en la nación que nos vio nacer, #UnEcuadorMejorSíEsPosible

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