El 1 de octubre, mientras los cielos de Oriente Medio se cargaban de tensión, un bombardeo se desarrollaba entre misiles y aviones comerciales. A las 16:31 GMT, Israel detectó proyectiles lanzados desde bases iraníes, que serían interceptados, en su mayoría, por defensas aéreas israelíes y estadounidenses. En ese momento, decenas de aviones, incluyendo el vuelo EK146 de Emirates procedente de Ámsterdam a Dubái, surcaban esos mismos cielos, quedando expuestos a la beligerancia.
Pero no solamente se trataba de vuelos de aerolíneas no iraníes. El de Qeshm Airlines QB1288, que despegó de Irán minutos antes del ataque, reflejó la falta de alerta entre las aerolíneas ante el peligro inminente. Los misiles eran visibles desde las ventanillas para algunos pasajeros, como ilustra el video de redes sociales donde una pasajera del EK146 se preguntaba si los destellos correspondían a fuegos artificiales.
El espacio aéreo sobre esta transitada región es uno de los corredores más concurridos del planeta. Sin embargo, el incremento del conflicto entre Irán e Israel ha agudizado los riesgos para los aviones comerciales que lo cruzan diariamente. El caso del 1 de octubre es un recordatorio del peligro latente, pues los vuelos transitan áreas que pueden convertirse, de un momento a otro, en zonas de guerra.
La situación planteó serias cuestiones de seguridad para las compañías aéreas y la necesidad de un monitoreo más eficaz de los riesgos potenciales en rutas tan fundamentales para la aviación global.
The Wall Street Journal cita a Madalina Birca, pasajera de un vuelo de Emirates desde Niza a Dubái, quien experimentó una inquietante desviación de ruta cuando el capitán anunció un cambio debido a “la situación de guerra”. Esta situación se intensificó apenas media hora después de que comenzara un bombardeo de misiles, lo que llevó al cierre del espacio aéreo en la región. El vuelo 5W7185 de Wizz Air, que iba de Abu Dhabi a Kutaisi, evidenció este riesgo desviando su rumbo cerca de Teherán.
La empresa Osprey Flight Solutions reportó un preocupante incremento en el número de misiles sobre la región debido al conflicto entre Israel y Hamás. Desde el inicio de la guerra, el promedio mensual de misiles ha aumentado a 162, comparado con los 10 mensuales de 2023. Esto ha llevado a advertencias de aerolíneas y expertos en seguridad sobre la posibilidad de que un avión comercial pueda ser derribado accidentalmente. Pilotos han avistado misiles durante el vuelo, cerca de aeropuertos, disparados por militares y milicias sin previo aviso a las aerolíneas implicadas.
La historia registra dos casos recientes de aviones comerciales derribados en zonas de conflicto. En 2014, el vuelo MH17 de Malaysia Airlines fue abatido sobre el este de Ucrania por militantes respaldados por Rusia. Más tarde, en 2020, las fuerzas iraníes derribaron el vuelo PS752 de Ukrainian Airlines al confundirlo con un misil en las inmediaciones de Teherán.
A pesar de la gravedad de estas amenazas, los gobiernos y reguladores en materia de aviación han tardado en cerrar o restringir el espacio aéreo, según el informe. Esta demora genera inquietud entre pasajeros y tripulaciones que vuelan sobre estas regiones de alta tensión.
“El vuelo 662 de Air France con destino a Dubái se encontró atrapado en espacio aéreo afectado,” declaró la aerolínea, quien ha iniciado una investigación para esclarecer el incidente. Varios vuelos, incluido el de Birca, se desviaron el 1 de octubre debido a un ataque desde Irán hacia Israel. Más de 80 aviones debieron cambiar de ruta en medio del caos desatado.
Aeropuertos de todo el mundo, incluidos los de Irak, Kuwait y Bahréin, captaron el tumulto a través de sus comunicaciones de radio. Un piloto en Bagdad advertía sobre “misiles sobre Bagdad, sobre Najaf, sobre todas partes”. Ante el peligro inminente, Birca, pasajero a bordo, observó perplejo el giro abrupto de su avión al seguir el mapa de vuelo en vivo.
En cuanto a la situación vivida por las tripulaciones, un piloto de Kuwait Airways mencionó por radio: “Notamos algunos misiles”. Otro comunicante se refirió a luces y cohetes antes de perderlos de vista. Estos sucesos hicieron evidente el riesgo presente en los cielos, especialmente para aquellos vuelos que, a pesar de las amenazas, continuaron su curso sobre Irak, Jordania, Siria y el norte de Arabia Saudita.
El relato de los pilotos transmitiendo emergencias y modificaciones imprevistas en sus trayectorias resaltó la gravedad de lo sucedido. Afortunadamente, como Birca destacó, tuvieron “mucha suerte de no haber cruzado ya al espacio aéreo” de Irán. Este escenario subrayó la fragilidad de las rutas aéreas en la región, además del desafío constante que enfrentan las aerolíneas al navegar por áreas de conflicto.
Mientras Israel e Irán incrementan sus actividades militares en la región, surgen preocupaciones sobre el impacto en la aviación civil. Recientemente, un ataque aéreo israelí provocó una explosión cerca de las pistas del Aeropuerto de Beirut, mientras que un misil aterrizó en un estacionamiento del Aeropuerto de Tel Aviv. Estas acciones no solo muestran la volatilidad del conflicto entre Israel y Hezbollah, sino también el riesgo creciente para las rutas aéreas cercanas a las áreas de operativos militares, detalló la fuente.
Desde Osprey, especializado en el seguimiento de ataques con proyectiles como los misiles balísticos y de crucero, se advierte sobre los peligros continuos que estos representan para los vuelos. Durante su trayectoria, los misiles balísticos, que pueden llegar por encima de la altitud de un avión comercial, representan un peligro tanto al ascender como al descender. La amenaza se acentúa con el hecho de que alrededor del 10% de estos misiles, específicamente los de Irán, pueden fallar en pleno vuelo, generando la caída de escombros peligrosos.
Además, los misiles de crucero, que operan a altitudes más bajas, representan un riesgo particular para los aviones en operaciones de despegue y aterrizaje. A su vez, los sistemas de defensa aérea también pueden complicar aún más la situación ya que, en ocasiones, identifican erróneamente un avión comercial como una amenaza, aumentando el riesgo de incidentes en el espacio aéreo. Los análisis de Osprey excluyen otras amenazas significativas como los cohetes no guiados, morteros y ataques con drones.
En medio de este complejo panorama, Irán ha comunicado a funcionarios regionales que se está preparando una respuesta al reciente ataque de represalia por parte de Israel, empleando ojivas más poderosas. Esta táctica podría coordinarse con milicias en Irak, Siria, Yemen y Líbano, ampliando así las áreas del espacio aéreo que podrían verse afectadas.
En el transcurso del año pasado, el espacio aéreo en el Medio Oriente ha mantenido su apertura a pesar del incremento en la actividad militar. Esto ha cobrado mayor relevancia tras la invasión rusa a Ucrania, que restringió el acceso aéreo a amplias zonas sobre estos países. Hassan Shahidi, presidente de la Flight Safety Foundation, expresó su preocupación por la seguridad de la aviación civil, atribuyendo tales incidentes a ser “absolutamente evitables”. Esta afirmación surge en el contexto del reciente ataque de Israel contra instalaciones iraníes en la madrugada del 26 de octubre, el cual fue lanzado sin emitir advertencias a las aerolíneas sobre alteraciones en la seguridad del tráfico aéreo.
Generalmente, antes de ejecutar un ataque, la Fuerza Aérea Israelí coordina con los controladores aéreos para minimizar peligros. Sin embargo, en este caso, no se efectuó tal comunicación, a pesar del horario elegido —alrededor de las 2:15 a.m. en Irán— que por sí mismo implica menos vuelos operando. Las críticas a la gestión gubernamental sobre el manejo del espacio aéreo se centran en la emisión tardía o inexistente de cierres, lo que ha sido una constante en zonas de conflicto donde “la seguridad nacional y la política exterior prevalecen sobre la seguridad de la aviación”, según el director de inteligencia de Osprey, Matt Borie.
A nivel global, la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos y otras entidades han mantenido restricciones sobre vuelos en ciertas zonas críticas, como sobre Corea del Norte, que en el último año realizó 52 pruebas de misiles balísticos sin advertencia, en comparación con 37 realizados el año anterior. Este contexto subraya la inconsistencia en el manejo del espacio aéreo en diversas regiones del mundo.
Las aerolíneas estadounidenses adoptan decisiones diarias sobre el sobrevuelo de zonas de conflicto, guiadas por avisos de agencias reguladoras, consejos gubernamentales y asesoría de seguridad privada. Cambiar un vuelo significa retos operativos significativos, como combustible adicional, más personal requerido y alteraciones en horarios de vuelo. Estos cambios se entienden en relación con las restricciones del espacio aéreo impuestas por la FAA tras incidentes como el derribo del vuelo PS752 de Ukrainian Airlines en 2020.
Desde ese suceso, se extendió la prohibición para sobrevolar Irán hasta 2027, afectando a las principales aerolíneas. Dichas restricciones no inhiben vuelos sobre Irak, siempre y cuando se mantengan por encima de 32.000 pies. Además, las operaciones en Siria continuarán restringidas hasta 2028. En contraste, sobre Jordania, Líbano e Israel no existen prohibiciones explícitas, aunque las aerolíneas deben ser cautelosas, dadas las tensiones militares en Siria.
El contexto global sobre vuelos en zonas de conflicto busca estandarizarse desde el derribo del vuelo MH17 en 2014. Sin embargo, según expertos en seguridad, los esfuerzos no han progresado sustancialmente. Por otra parte, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) asegura que actualizaciones como un manual revisado y futuras reuniones del comité “Cielos más seguros” demuestran un compromiso constante para prevenir tragedias en áreas de conflicto.
Según Adnan Kazim, director comercial de Emirates, la situación es “bastante volátil”, debido a que muchas veces no se cuenta con alertas ni información previa, lo que obliga a gestionar la situación a medida que se desarrolla. Antes del 1 de octubre, numerosas aerolíneas occidentales, incluidas las de Estados Unidos, retiraron sus vuelos a Israel, Irán y Jordania. Ante este panorama, algunas han optado por redirigir los vuelos a través de Egipto y Arabia Saudita.
Emirates ha tomado precauciones adicionales, como transportar combustible extra para posibles desvíos de emergencia. Por su parte, la aerolínea de descuento Wizz Air ha decidido volar únicamente durante el día en ciertos espacios aéreos debido a que el riesgo de ataques es menor entonces. Mientras tanto, El Al, la aerolínea de bandera israelí, ha equipado sus aviones con sistemas de defensa antimisiles desde hace tiempo.
La seguridad es la máxima prioridad para las aerolíneas, que aseguran considerar detenidamente cualquier ruta de vuelo antes de autorizar el despegue. Sin embargo, critican a los gobiernos por no implementar precauciones adecuadas para proteger la aviación comercial, especialmente tras el ataque en Irán el 1 de octubre.
Kourosh Doustshenas, cuyo compañero murió en el derribo del vuelo PS752 de Ukrainian Airlines, aboga por una mayor responsabilidad gubernamental para proteger a los aviones civiles en zonas de conflicto. SegúnDou*, “la gente común que va al aeropuerto para tomar su vuelo no tiene ni idea” de los riesgos, relevó The Guardian. En respuesta a estas preocupaciones, Libby Bahat, directora de infraestructura aérea de la Autoridad de Aviación Civil de Israel, informó que desde el inicio del conflicto en Israel, las rutas de vuelo estándar hacia y desde el aeropuerto de Tel Aviv se han desviado de las zonas de peligro.
Por motivos de seguridad, cuando hay notificaciones de posibles ataques, se reduce el tráfico aéreo en la región para permitir que los controladores desvíen rápidamente a los aviones a áreas seguras, explicó Bahat. Sin embargo, una portavoz de la Fuerza de Defensa de Israel declinó hacer comentarios al respecto. Por otra parte, los reguladores aéreos de Irán, Irak, Jordania y Líbano no respondieron a las solicitudes de comentario.
Los pilotos han expresado inquietudes a través de la Asociación Europea de Pilotos de Aviones, alegando que ciertas aerolíneas obligan a sus tripulaciones a seguir rutas que pueden no ser seguras según su juicio personal. Además, el sindicato demanda que las aerolíneas actualicen las pólizas de seguro de vida, ya que, generalmente, estas no cubren situaciones como el derribo de un avión en áreas de conflicto.
Este contexto rememora la advertencia emitida por Estados Unidos el día del incidente del PS752 sobre el riesgo de identificación errónea en el espacio aéreo iraní. Sin embargo, debido a que la mayoría del equipo de seguridad de Ukrainian Airlines estaba de descanso por la Navidad ortodoxa, la advertencia fue ignorada. Doustshenas, preocupado por otro posible desastre, dijo: “Hemos pasado por esto y esto puede suceder en cualquier momento”, reiterando su llamado a las autoridades para que protejan a los civiles que viajan.
Texto original de Infobae