Washington (EFE).- El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) refrendaron este viernes el papel de las instituciones multilaterales para conciliar en un entorno geopolítico de alta temperatura, en la última jornada de las asambleas generales que han reunido esta semana a las principales autoridades económicas globales.
“En estas reuniones se ha ayudado a crear consenso sobre cuestiones técnicas complicadas en el entorno geopolítico de alta temperatura actual. No podemos dar por sentada la cooperación”, apuntó la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva.
En un mundo que todavía cura las heridas de la pandemia y que afronta la inestabilidad por la guerra de Ucrania y los conflictos en Oriente Próximo, “las políticas internas no serán suficientes para abordar los desafíos globales de hoy”, afirmó en la sesión plenaria que sirvió como cierre simbólico a las asambleas anuales que terminan hoy.
Aunque “la política puede ser un problema” para alcanzar consenso, hay que “trabajar para preservar el espíritu de cooperación concreta y viable”, señaló Georgieva.
“Los países no se unen por idealismo o caridad, sino por interés propio y claro para hacer bien su trabajo. Debemos tratar de ser inclusivos”, añadió.
A través de un video pregrabado, en el evento participó el presidente estadounidense, Joe Biden, quien recordó que las instituciones de Bretton Woods nacieron hace justo ocho décadas con el objetivo de “construir un mundo más estable, más justo y más próspero para todos”.
“Como hace 80 años, nos encontramos en un punto de inflexión en el que las decisiones que tomemos ahora determinarán el curso de nuestro futuro en las próximas décadas. ¿Actuaremos con urgencia y determinación para estar a la altura de las circunstancias? Creo que solo hay una respuesta: podemos, debemos y lo haremos”, afirmó el mandatario.
El desarrollo, el núcleo de la labor del FMI y el Banco Mundial
El presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, recordó por su parte que estas instituciones nacieron “en un momento de convulsión mundial”, en 1944, durante la Conferencia de Bretton Woods, como respuesta a la devastación generalizada causada por la Segunda Guerra Mundial y con el propósito de ayudar a las naciones devastadas por la guerra a reconstruirse.
“Nos encontramos en una encrucijada similar, donde la reconstrucción está en primer plano debido a las guerras en Europa, Oriente Medio y África”, afirmó.
Aunque, “si bien la reconstrucción es esencial”, agregó, el enfoque de las multilaterales “Se ha orientado cada vez más hacia el desarrollo”. “Ahí es donde está el corazón del Banco Mundial: ayudar a las naciones a salir de circunstancias menos afortunadas para permitir que las personas alcancen su máximo potencial”, agregó.
“Hoy, enfrentamos un mundo de complejidad sin precedentes: la pobreza, el cambio climático, los conflictos y las pandemias están entrelazados. Los requisitos modernos de reconstrucción y desarrollo exigen una institución que sea más rápida, más simple y más impactante, capaz de abordar los desafíos de nuestro tiempo a una escala sin precedentes”, detalló.
En el evento, Georgieva dio la bienvenida a Liechtenstein como el miembro 191 del FMI y recordó que durante esta semana se han presentado varios informes económicos, entre ellos el de perspectivas económicas globales (el WEO, por sus siglas en inglés), que no augura buenos tiempos.
Así, aunque la inflación está bajando y los tipos de interés también, “aún no es momento de celebrar” porque “las familias están sufriendo y, mirando hacia el futuro, el mundo ahora enfrenta una trayectoria de bajo crecimiento y alta deuda”.
El comercio no impulsa la economía como antes
El FMI proyectó que el PIB mundial crecerá a una tasa promedio del 3,2 % por año durante los próximos cinco años y que la deuda pública mundial seguirá aumentando, con el riesgo de que pueda superar la proyección de referencia hasta en un 20 % del PIB mundial, “en un escenario negativo severo pero plausible”, detalló la economista búlgara, quien acaba de comenzar su segundo mandato en la institución.
“Para empeorar las cosas, el mundo se está fracturando y el comercio ya no es el poderoso motor de crecimiento que solía ser. El retroceso de la integración económica mundial, impulsado tanto por preocupaciones de seguridad nacional como por la ira de quienes salieron perdiendo, se hace visible en una proliferación de medidas de política industrial, barreras comerciales y proteccionismo”, agregó.
Con este oscuro panorama, concluyó, el mensaje del FMI a los participantes en las asambleas ha sido que hay que actuar urgentemente y orientarse hacia la reconstrucción de los amortiguadores fiscales, invertir en el crecimiento, mejorar las reformas y “trabajar juntos para enfrentar los desafíos globales con una política monetaria más flexible”. EFE