La Tierra se encamina hacia una sexta extinción masiva de especies de seres vivos. El cambio en el uso del suelo, la sobreexplotación, las invasiones biológicas, y el cambio climático son los principales factores que están influyendo en la reducción de las poblaciones de especies.
Un equipo de científicos de Australia, Canadá, Estados Unidos y Hungría están preocupados por la pérdida de biodiversidad en todo el mundo y han propuesto un enfoque diferente. Consideran que hay que actuar para proteger a los llamados “refugios climáticos” de la naturaleza.
“Los refugios son espacios donde los impactos del cambio climático se sienten menos”, explicó en diálogo con Infobae el investigador Gunnar Keppel, quien trabaja como profesor asociado en la Universidad del Sur de Australia y en la Universidad de Montpellier en Francia. Keppel publicó con colaboradores un artículo de opinión en la revista Trends in Ecology & Evolution.
Por ejemplo -señaló-, los refugios pueden laderas de montañas que miran a los polos. Allí las temperaturas se mantienen más frescas. O los refugios pueden ser áreas que reciben agua de manantiales persistentes. Allí el estrés por sequía es un problema menor.
Qué significa el cambio global
El mundo cambia constantemente, con fenómenos drásticos como la muerte masiva de árboles, el blanqueamiento masivo de corales en la Gran Barrera de Coral en Australia, las olas de calor sin precedentes, el rápido deshielo de los glaciares o la mayor frecuencia de incendios de vegetación.
La velocidad y la escala del cambio global están poniendo en debate el abordaje tradicional de la conservación de la biodiversidad. “Porque es posible que las zonas de áreas protegidas tradicionales no resguarden a los ecosistemas amenazados de sequías extremas”, según Keppel y colaboradores.
En cambio, los ecosistemas vulnerables deberían evaluarse con criterios más prácticos para identificar, por ejemplo, los lugares menos afectados por el estrés de la sequía. En esos lugares, las especies tendrían más posibilidades de resistir al cambio climático. En ese contexto, los refugios experimentan las condiciones meteorológicas más favorables para la supervivencia y “podrían ser la clave para reducir la extinción de especies”.
“Los efectos del cambio climático son cada vez más graves y es improbable que se inviertan”, afirmaron. Por eso, los autores sostuvieron que se debería promover la resistencia al cambio climático en zonas poco vulnerables y facilitar las transiciones inevitables en zonas más vulnerables.
Cómo cuidar a los refugios de cambio climático en la naturaleza
Los refugios climáticos se consideran “bastiones resistentes al cambio climático”, de acuerdo con los investigadores. Son espacios que permanecen relativamente protegidos de los efectos del cambio climático. Se trata de potenciales “refugios seguros” para mantener la biodiversidad bajo el cambio climático inducido por actividades humanas y para reducir la crisis de extinción que se está produciendo.
Sin embargo, para los investigadores, los refugios también merecen atención. “Deben integrarse con otras consideraciones de gestión”, y hay que considerar si bien pueden amortiguar el impacto del cambio climático, también pueden tener límites. “Por lo tanto, es importante comprender los factores y procesos que afectan a la función y calidad de los refugios y priorizar las áreas de conservación que probablemente persistan durante períodos de tiempo más largos”, expresaron.
Los investigadores desarrollaron un modelo conceptual de los factores biológicos y físicos que afectan a los refugios de cambio climático. En diálogo con Infobae, el investigador Keppel detalló cuáles son las tres medidas principales para cuidar esos espacios:
- Necesitamos identificar para qué especies existen refugios y dónde están
- Debemos proteger esos refugios
- Debemos determinar si los refugios requieren gestión para seguir funcionando como tales y cuál es su manejo.
Sin apoyo, las especies de esos lugares menos impactados también pueden tener dificultades para sobrevivir a medida que avanza el cambio climático. “El apoyo a las especies podría adoptar diversas formas, como proporcionar un riego limitado a los árboles de un valle durante una sequía extrema”, acotó.
En el modelo que elaboraron, detallaron cuatro dimensiones: espacio, tiempo, procesos que favorecen los refugios y los factores de estrés. Los procesos que favorecen los refugios variarán en el espacio y el tiempo. Definirán el tamaño y la ubicación de esos espacios.
Consultada por Infobae, la científica del Conicet en Córdoba, Sandra Díaz, la única latinoamericana que es miembro del comité científico asesor Honorario del Secretario General de las Naciones Unidas, comentó: ”Los refugios de cambio climático son una herramienta útil. Se pueden preservar los naturales o co-construir otros. Sin embargo, no se debería desconocer que no hay forma de atajar el deterioro de la naturaleza solo construyendo refugios”.
En la evaluación que la doctora Díaz hizo en 2019 junto con otros investigadores como integrante de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica (IPBES), se había informado que cerca de un millón de especies animales y vegetales están amenazadas de extinción.
La abundancia media de especies autóctonas en la mayoría de los principales hábitats terrestres ha disminuido al menos un 20%, sobre todo desde 1900. Más del 40% de las especies de anfibios, casi el 33% de los corales formadores de arrecifes y más de un tercio de todos los mamíferos marinos están amenazados.
Al menos 680 especies de vertebrados se han extinguido desde el siglo XVI y más del 9% de todas las razas domesticadas de mamíferos utilizados para la alimentación y la agricultura se habían extinguido en 2016.
En agosto del año pasado, investigadores del Instituto de Biología de la Universidad de Campinas (UNICAMP), Brasil, habían reportado sobre los refugios de cambio climático que se han identificado en Sudamérica.
Encontraron que los bosques tropicales húmedos en zonas de gran altitud con topografía compleja concentraron la mayor diversidad local de refugios de especies.
También advirtieron que la mayoría de los refugios que identificaron no se encontraban dentro de áreas naturales protegidas. Señalaron: “Protegerlos formalmente puede requerir una inversión comparativamente modesta”, afirmaron en el trabajo publicado en Conservation Biology.
Desde el 21 de octubre al 1 de noviembre, se llevará a cabo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16) en la ciudad de Cali, Colombia. Durante esa cumbre, se hablará sobre la aplicación del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, que fue aprobado en Montreal, Canadá, en 2022.
Texto original de Infobae