Al acabar cada etapa, Richard Carapaz suele quedarse con el fisioterapeuta primero y con el osteópata después para, luego, pasar a cenar y, normalmente ya tarde, retirarse a su habitación a dormir.
La regulación de la temperatura deseada crea un microclima en la cama para tener fresco o más calor, dependiendo de las necesidades del corredor. “Se pretende que no usen el aire acondicionado porque así evitas que se resfríen, que se resequen o incluso se pongan malos”, cuentan desde el EF. Una temperatura que establece la Inteligencia Artificial, que tarda más o menos 30 días en adaptarse al cuerpo del ciclista y sus necesidades.
Texto original de El País