El líder del grupo terrorista Hamas, Ismail Haniyeh, asesinado en Teherán a los 61 años, se dio a conocer internacionalmente en 2006 al convertirse en primer ministro de la Autoridad Palestina después de la victoria de su movimiento en las elecciones legislativas.
Desde hacía tiempo, el dirigente del movimiento armado abogaba por conciliar la lucha y el combate político y mantener buenas relaciones con los líderes de los distintos movimientos palestinos.
Considerado un pragmático dentro de Hamas y conocido por sus maneras tranquilas, Haniyeh vivía en exilio voluntario entre Qatar y Turquía, pero viajó a Teherán para la investidura del nuevo presidente del régimen iraní.
Nació en 1963 en el campo de refugiados de Al Shati en Gaza, en el seno de una familia que huyó de Ascalón (unos kilómetros al norte) durante la creación del Estado de Israel quince años antes.
Empezó su activismo en la rama estudiantil de los Hermanos Musulmanes en la Universidad Islámica de Gaza, de la que nació Hamas, y formó parte del sindicato de estudiantes entre 1983 y 1984.
Tres años después se unió desde su inicio al movimiento Hamas, fundado al estallar la primera intifada que duró hasta 1993. Durante este periodo, Haniyeh fue encarcelado varias veces por Israel y expulsado durante seis meses al sur de Líbano.
En 2003, Haniyeh y el fundador y líder espiritual de Hamas, Sheikh Ahmad Yassin, sobrevivieron a un intento de asesinato al salir con vida de una casa que había sido bombardeada por la aviación israelí. Yassin fue asesinado un año después.
Aunque no llegó a liderar Hamas hasta 2017, la figura de Haniyeh alcanzó relevancia internacional en 2006 al erigirse en primer ministro de la Autoridad Palestina después de la sorprendente victoria de Hamas en los comicios legislativos de ese año.
Después de asumir las riendas de un gobierno de unidad, se comprometió a trabajar por la creación de un Estado palestino “en Cisjordania y la Franja de Gaza, con Jerusalén como capital”, una postura entonces contraria el discurso oficial de Hamas, que no reconocía esas fronteras.
Pero la convivencia entre Hamas y la organización secular Fatah del ya entonces presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, duró poco tiempo.
En 2007, dos años después de la retirada unilateral de las fuerzas israelíes de Gaza, estallaron unos enfrentamientos fratricidas entre ambos movimientos en este territorio palestino.
La casi guerra civil culminó con Hamas en el poder en la Franja de Gaza y dejó rencores entre ambos grupos todavía persistentes en la actualidad.
Después de esa breve experiencia en el gobierno, Haniyeh fue elegido como jefe de la oficina política de Hamas en 2017 en sucesión de Khaled Mechaal, exiliado en Qatar.
En imágenes difundidas por los medios de Hamas poco después del sangriento ataque contra el sur de Israel, Haniyeh habla en tono jubiloso con otros dirigentes del grupo en su oficina de Doha mientras una televisión árabe emite un reportaje de milicianos de Hamas apoderándose de vehículos del ejército israelí.
A lo largo de nueve meses de guerra que dejaron arrasados segmentos enteros de Gaza, Haniyeh ha insistido en varias ocasiones en que el grupo no liberará a los rehenes secuestrados el 7 de octubre si los combates no cesan definitivamente.
El conflicto también tuvo un coste personal para el dirigente de Hamas. En junio, un bombardeo israelí golpeó una casa de su familia en la que murieron diez personas, incluida una hermana suya, y en abril tres de sus hijos y cuatro de sus nietos también murieron en un ataque.
En ese momento, Haniyeh dijo que 60 familiares suyos habían muerto desde el estallido de la guerra en Gaza.
(Con información de AFP)