En la mañana del lunes 10 de junio, 14 pingüinos magallánicos (Spheniscus magellanicus) regresaron al mar en las playas de San Clemente después de haber sido rescatados y rehabilitados por especialistas.
Estas aves marinas fueron rescatadas entre finales de marzo y principios de mayo en diversas localidades del Partido de la Costa y en las ciudades de Pinamar, Valeria del Mar y Villa Gesell. Los pingüinos presentaban cuadros de desnutrición, deshidratación, hipotermia y alta carga parasitaria al momento de su rescate.
Rescate y rehabilitación
Los rescates fueron realizados por diversas instituciones, entre ellas la Fundación Ecológica Pinamar, Fundación Rescate Verdemar, el Grupo de Rescate de Fauna Silvestre y la Prefectura Naval Argentina.
En algunos casos, fueron turistas o residentes de las ciudades balnearias quienes encontraron a las aves varadas y contactaron a la Fundación Mundo Marino, que se encargó de la rehabilitación.
“Se trató de animales juveniles que están realizando su primera migración trófica y que nacieron en noviembre del año pasado.Todos ingresaron con un cuadro comúnmente conocido como “síndrome del pingüino varado”, es decir, animales de bajo peso, deshidratados, anémicos e hipotérmicos y con alto grado de parasitismo.
Como ocurre con otras especies marinas, estos animales absorben el agua a través del pescado, por lo que si no hallan alimento, se deshidratan. Por algún motivo, en su periplo migratorio, no están encontrando el alimento necesario para sobrevivir”, explicó Sergio Rodríguez Heredia, biólogo y responsable del Centro de Rescate de la Fundación Mundo Marino.
Proceso de rehabilitación
Después de haber sido hallados en las distintas playas, los animales fueron trasladados al Centro de Rescate, los pingüinos donde fueron estabilizados con fluidoterapia para revertir la deshidratación.
También se les administraron sales rehidratantes y agua por vía oral. Luego, se les ofreció una fórmula de pescado licuado con vitaminas y minerales hasta que pudieron consumir pescado entero. Además, se tomaron muestras de sangre y material fecal para analizar su estado de salud.
Por los análisis de sangre detectamos un cuadro generalizado de deshidratación y anemia. Y, en algunos casos puntuales, cuadros infecciosos que requirieron antibióticos. En ese sentido, trabajamos para revertir esos cuadros con una buena alimentación que les permita recuperar una buena condición corporal.
Afortunadamente fueron respondiendo bien al tratamiento y, luego de una segunda muestra de sangre que arrojó parámetros sanguíneos normales, determinamos que estaban aptos para regresar al mar”, describió Juan Pablo Loureiro, médico veterinario y director técnico de la organización.
Reinserción y concientización
Antes de ser liberados, cada pingüino recibió un microchip subcutáneo en la zona dorsal. Este dispositivo posee un código asociado a la historia clínica del animal, permitiendo identificar si vuelve a ser encontrado en otra latitud.
La reinserción de los pingüinos en su hábitat natural contó con la participación de docentes y alumnos de primero y quinto año del Colegio Inmaculada Concepción de San Clemente. Esta actividad se enmarcó en un proceso de concientización ambiental que culminará con una jura ambiental en octubre. Además, formó parte de las actividades de conmemoración por el Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio) y el Día Mundial de los Océanos (8 de junio).
Sobre los pingüinos magallánicos
El pingüino magallánico, clasificado como de “preocupación menor” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se distribuye a lo largo del litoral sudamericano, tanto en la Patagonia argentina como en el sur de Chile. En Argentina, se encuentran desde Península Valdés, en Chubut, hasta Isla Martillo, Isla de los Estados e Islas Malvinas, en Tierra del Fuego.
Estos pingüinos llevan a cabo su ciclo de reproducción entre septiembre y marzo. Después de esta etapa, mudan su plumaje e inician su migración entre finales de marzo y principios de abril, un viaje anual que puede extenderse hasta las costas de Río de Janeiro, recorriendo unos 5000 kilómetros.
Su dieta se compone principalmente de peces como anchoítas, sardinas y merluzas; moluscos como calamares y crustáceos como el langostino. El viaje migratorio está relacionado con el movimiento estacional de la anchoíta, una de sus principales presas, que desova en las costas de Brasil durante el invierno.
Este proceso de rescate y rehabilitación de los pingüinos magallánicos no solo contribuye a la conservación de la especie, sino que también promueve la educación y la concientización ambiental entre la comunidad, resaltando la importancia de proteger nuestro entorno natural y la biodiversidad que en él habita.
Texto original de Infobae