Cara es una plataforma de portafolio y redes sociales diseñada específicamente para artistas. Se diferencia del resto de aplicaciones similares porque no admite el uso de inteligencia artificial en ninguna de sus formas.
La plataforma filtra imágenes para que los usuarios puedan encontrar obras de arte auténticas y creatividad genuina sin mayores inconvenientes.
Todo esto significa que no alberga portafolios creados con herramientas con IA pero aboga por que el contenido generado por IA esté claramente etiquetado, permitiendo siempre al público buscar y diferenciar el arte creado por humanos.
Cómo es Cara
Esta aplicación pretende ser una plataforma de redes sociales centrada en los creadores que conecte a los artistas con clientes, fanáticos y pares de la industria.
“Estamos comprometidos a proporcionar no solo filtrado de contenido mediante IA, sino también herramientas que enfaticen la simplicidad y la facilidad de uso, al tiempo que apoyan a los artistas con las funciones que necesitan para conectarse con comunidades y clientes para su trabajo”, señalan en su sitio.
Cómo inscribirse a Cara
- Ingresar a la página o aplicación de Cara
- Registrar una cuenta
- Hacer clic en “Registrarse” o “Crear cuenta”.
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Introducir nombre, dirección de correo electrónico y crear una contraseña.
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Verificar la cuenta a través del enlace enviado al correo electrónico.
- Completar el perfil
-Iniciar sesión en la cuenta creada.
- Acceder al perfil y agregar información adicional como biografía y foto de perfil.
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Ajustar las configuraciones de privacidad.
- Subir obras
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Hacer clic en “Subir obras” o “Agregar nuevo”.
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Seleccionar los archivos de las obras de arte desde el dispositivo.
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Proporcionar detalles como título, descripción y técnicas utilizadas.
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Etiquetar cada obra para facilitar su búsqueda.
Si Cara detecta que una obra fue hecha con IA, aparecerá una advertencia en pantalla.
¿Qué problemas éticos puede generar la IA?
La inteligencia artificial puede generar diversos problemas éticos que suscitan preocupación en múltiples ámbitos. Uno de los principales aspectos éticos es la privacidad y la recopilación de datos.
La IA a menudo requiere grandes volúmenes de información para su entrenamiento, lo que puede llevar a la recopilación y el uso de datos personales sin el consentimiento adecuado de los individuos. Esto plantea serias cuestiones sobre violaciones de la privacidad y el potencial de uso indebido de la información sensible.
Otro problema significativo es la discriminación y el sesgo. Los algoritmos de IA pueden reflejar y amplificar los prejuicios presentes en los datos que se utilizan para entrenarlos. Esto puede resultar en decisiones injustas o discriminatorias, afectando negativamente áreas como la contratación, el crédito, la atención médica y la justicia penal.
Los sistemas de IA pueden ser extremadamente complejos, lo que dificulta la comprensión de su funcionamiento incluso para sus propios creadores. La falta de transparencia plantea problemas sobre quién es responsable en caso de errores o mal uso, y complica la rendición de cuentas.
Adicionalmente, la IA puede tener un impacto significativo en el empleo. La automatización impulsada por la IA puede sustituir trabajos humanos, especialmente en sectores donde prevalecen los empleos menos calificados. Esto podría llevar a una mayor desigualdad económica y a la necesidad de adaptaciones en el mercado laboral.
Otro desafío ético es la manipulación y la desinformación. La IA puede ser utilizada para crear contenido falso o manipulado, como los deepfakes, que pueden usarse para desinformar o engañar a las personas, alterando la opinión pública y poniendo en riesgo procesos democráticos.
La autonomía y el control de los sistemas de IA también generan inquietudes. La capacidad de la IA para tomar decisiones de manera autónoma sin intervención humana plantea preguntas sobre el control, la supervisión y la capacidad de corregir errores o decisiones perjudiciales.
Texto original de Infobae