(Desde Washington, Estados Unidos) Irán financia a grupos terroristas como Hezbollah, Hamas, Jihad Islámica y los Hutíes de Yemen, que hacen operaciones contra Israel, instalaciones de Estados Unidos y el comercio marítimo internacional. En los último años, la alianza estratégica entre las organizaciones terroristas y los carteles de la droga en América Latina fortalecieron la capacidad financiera de Irán, que multiplicó sus operaciones ilegales en la región para sostener sus actividades fundamentalistas en Medio Oriente.
En este contexto, el Comité Interamericano contra el Terrorismo (CICTE) de la Organización de Estados Americanos (OEA) inició sus sesiones anuales para prevenir y combatir el financiamiento de bandas terroristas que actúan en la región y responden a las órdenes de Teherán.
“De igual manera que el fenómeno terrorista, los métodos utilizados para su financiamiento evolucionan constantemente, cruzan fronteras físicas y digitales que quizás nunca imaginamos, plantean retos en diversas esferas de la sociedad, y requieren de una atención especializada por parte del sector público y privado”, sostuvo Luis Almagro en el Comité Interamericano contra el Terrorismo.
Y añadió: “La cooperación internacional contra el financiamiento del terrorismo, es de suma relevancia a la hora de combatir este fenómeno. (…) Es imprescindible interrumpir el flujo de fondos hacia los terroristas y sus organizaciones; eso requiere mucha cooperación y mucho trabajo conjunto”.
Argentina sufrió dos ataques terroristas ejecutados por Hezbollah -contra la embajada de Israel y la mutual judía AMIA-, y en La Triple Frontera -Argentina, Brasil y Paraguay- funcionaba el Clan Barakat, que lavaba activos para financiar el terrorismo digitado por Irán.
Estos ejemplos paradigmáticos en América Latina son tomados en cuenta por la CICTE para plantear que la próxima Asamblea General de la OEA defina una agenda más afilada para enfrentar al terrorismo y su estrategia de lograr financiamiento sucio en alianza con los carteles de la droga.
Antes que concluyeran las sesiones de ayer de la CICTE, los países miembros de la OEA acordaron su posición respecto a la Resolución Ómnibus que se firmará en la Asamblea General convocada en Asunción. En este contexto, la propuesta se sostiene en tres argumentos claves:
- La lucha contra el terrorismo es fundamental para sostener la democracia, la seguridad pública y el desarrollo regional
- El terrorismo está vinculado al financiamiento ilegal y al crimen organizado transnacional
- Es necesario que se profundice la cooperación y el intercambio de información para mejorar la lucha contra el terrorismo
La propuesta que se elabora para su presentación en Paraguay implica un cambio de perspectiva geopolítica de la OEA. Ya no se privilegia -unicamente- los conceptos de Democracia y Derechos Humanos, sino que ahora se ha agregado la importancia de la seguridad y la integración para lograr un crecimiento sostenido de América Latina.
La democracia ya es un valor continental con la excepción de Cuba, Nicaragua y Venezuela, y en la OEA ahora se plantea la necesidad de establecer mecanismos legales y de cooperación que permitan un enfrentamiento directo con el terrorismo y su alianza con los carteles de la droga.
A mediados del siglo XXI, la agenda de seguridad regional es muy importante para prevenir las actividades de financiamiento del terrorismo, cuando Irán se ha transformado en una estado clave en Medio Oriente. El régimen de los ayatollahs vende petróleo a China y drones a Rusia, pero en su actual volumen de confrontación con Israel utiliza otras fuentes de ingreso que están en América Latina.
En la Asamblea General convocada en Asunción es muy probable que discuta una nueva agenda contra el terrorismo basada en las recomendaciones que formula el Comité Interamericano contra el Terrorismo (CICTE). El temor es que Irán profundice sus operaciones de financiamiento en la región.
Texto original de Infobae