El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos (ACNUDH) manifestó en las últimas horas su indignación tras conocer la noticia de la muerte del activista ruso Alexei Navalny y exigió a Vladimir Putin a poner fin “a las persecuciones” en el país.
“Todos los detenidos o condenados a penas diversas de prisión a causa del ejercicio legítimo de sus derechos, sobre todo del derecho de libertad de reunión y de expresión pacíficas, deben ser liberados de inmediato y todas las acusaciones contra ellos deben abandonarse”, señalaron desde la oficina en un comunicado.
Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, había subrayado más temprano que estaba “conmocionado” por la noticia y expresaba “sus condolencias a la familia de Navalny”. Asimismo, pidió “una investigación creíble y transparente de las circunstancias de su aparente muerte en prisión”.
Navalny murió este viernes en la remota prisión de máxima seguridad IK-3, en la localidad de Jarp, en el distrito autónomo de Yamaolo-Nénetsem, en el círculo polar ártico.
“Se le practicaron los necesarios procedimientos de reanimación, que no dieron ningún resultado. Los médicos de urgencias constataron la muerte del condenado. Se están estableciendo las causas del fallecimiento”, señaló el comunicado oficial sobre el deceso de Navalny, de 47 años, al tiempo que acotó: “El 16 de febrero de 2024, en el centro penitenciario N°3, el prisionero Navalny A.A. se sintió mal después de un paseo”.
Sin embargo, las condiciones de su repentino fallecimiento llevaron a la comunidad internacional a apuntar contra Vladimir Putin y exigir justicia por esta muerte, una más entre los opositores del líder del Kremlin.
Por parte de la Unión Europea, el presidente del Consejo, Charles Michel, consideró que “el régimen ruso es el único responsable” de este episodio y destacó que Navalny “luchó por los valores de la libertad y la democracia”. “Por sus ideales, hizo el máximo sacrificio. Los luchadores mueren pero la lucha por la libertad no termina nunca”, agregó.
También, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que Rusia tiene “preguntas muy serias que responder” y exigió a Moscú esclarecer las circunstancias de su deceso. Estados Unidos no tardó en pronunciarse, con el presidente Joe Biden asegurando que a pesar de que “no sabemos exactamente qué ocurrió, (…) no se equivoquen, Putin es responsable”. “Lo que le ha ocurrido a Navalny es una prueba más de la brutalidad de Putin. Nadie debe dejarse engañar”, sentenció a continuación.
El Kremlin se defendió de estas acusaciones y dijo no saber qué llevó a la muerte del opositor. “Los médicos tienen que aclararlo”, se limitó a decir el portavoz presidencial, Dimitir Peskov, y agregó que no desea emitir “instrucciones adicionales” mientras se llevan a cabo las investigaciones del caso.
Navalny se convirtió hace años en el máximo opositor de Putin y fue uno de los principales impulsores de campañas anticorrupción en el país. Estas actividades le costaron una fuerte persecución de las autoridades, que intentaron matarlo en 2020 por medio de un envenenamiento con el agente nervioso Novichok.
Posteriormente, fue detenido en marzo de 2021 bajo acusaciones de extremismo, por las que fue sentenciado a 19 años de cárcel. Desde entonces, fue víctima de un proceso judicial irregular, violaciones a sus derechos, traslados injustificados a penales de máxima seguridad y hasta largos períodos de incomunicación con su familia o su defensa.
Texto original de Ecuavisa