El Museo del Hombre de París acoge la exposición ‘Préhistomania’, la muestra más completa sobre las reproducciones de la pintura rupestre prehistórica, con obras «jamás vistas», según sus organizadores.
En este espacio, situado frente a la Torre Eiffel, se pueden ver hasta 60 reproducciones de pinturas rupestres elaboradas desde principios del siglo XX, algunas monumentales, como el «Gran Dios», de Séfar, de siete metros de largo y cuatro de ancho.
El museo galo expone hasta 200 documentos y objetos que trasladan al visitante hasta las mismas cuevas, como la de Altamira, en España, donde se observan bisontes que fueron dibujados entre 36.000 y 13.000 años antes de Cristo.
Precisamente los conocidos bisontes de Altamira son dos de los objetos que se observan en forma de copia, gracias al arte de Katharina Marr.
«Hemos podido enseñar obras jamás vistas», contó a EFE Marie Mourey, jefa de proyecto de la exposición y comisaria museográfica del Museo del Hombre, que hizo posible esta muestra, junto con el Instituto Frobenius de Alemania, el más antiguo de este país dedicado a la antropología.
Con su trabajo, figuras como el etnólogo y arqueólogo Leo Frobenius o la dibujante Agnes Schulz se convirtieron en guardianes de un arte milenario, como lo es la pintura rupestre.
Ellos fueron solo dos de las decenas de exploradores que plasmaron a lo largo del siglo pasado las obras que se pueden encontrar en grutas, cuevas o rocas.
El cambio climático ha «degradado de forma natural» algunas de las pinturas rupestres conocidas y solo se conservan en forma de reproducción, dijo Mourey, por lo que estas obras suponen «un patrimonio inestimable».
«Por ejemplo, en el Sáhara hoy hay un desierto que en la prehistoria no existía», ejemplificó.
A través de la exposición se puede viajar por el África Austral, Chad, África del Norte, Papúa Nueva Guinea y Europa, en una ruta que empieza zambulléndose de pleno en el arte rupestre, gracias a sus reproducciones «frágiles».
Más adelante sigue con un homenaje a aquellos que estudiaron y documentaron este arte, luego continúa con una pequeña muestra de obras de artistas que se inspiraron a partir de la prehistoria, como Klee, Pollock, Arp, Lam o Picasso.
Finalmente, ‘Préhistomania’ termina con una muestra de cómo trabajan hoy los arqueólogos.
Este trabajo ha experimentado un «ensayo y error científico», como define Mourey, hasta llegar a día de hoy, pasando de una labor invasiva con las pinturas rupestres, incluso dañándolas, hasta una técnica en la que en ningún momento se toca la pieza original, con el objetivo de preservarla de la mejor forma posible.
La intervención de la mujer
La mujer juega un papel preponderante en la labor de documentar y preservar el arte prehistórico. De hecho, dibujantes, científicas y fotógrafas participaron desde un inicio en este trabajo.
Ejemplo de ello son Elisabeth Pauli, Maria Weyersberg, Katharina Marr, Elisabeth Mannsfeld.
«Sus expediciones les permitieron emanciparse de una vida a la que estaban destinadas durante los años 30, como madres de familia, casadas, amas de casa, y sus expediciones les permitieron tener una carrera artística», dijo Mourey.
Esta exposición se podrá disfrutar hasta el 20 de mayo de 2024 en el Museo del Hombre de París. EFE