“El único que le puede poner fin a la inflación soy yo”, asegura Javier Milei, el candidato presidencial argentino que ganó las elecciones primarias del domingo pasado.
“¿De qué manera?, dolarizando la economía”, dice el economista que se califica como libertario y que, a la cabeza de La Libertad Avanza, lidera la carrera presidencial con más del 30% de los votos obtenidos en las primarias.
Este resultado deja a Milei como el favorito de cara a las elecciones generales del 22 de octubre, por delante de la exministra de Seguridad de Mauricio Macri, Patricia Bullrich, y del actual ministro de Economía, Sergio Massa.
Una de las principales promesas de campaña de Milei es dolarizar la economía para abandonar el devaluado peso argentino, demoler el Banco Central y pasar una “motosierra” por el gasto del Estado.
“Cuando hablo de quemar el Banco Central no es una metáfora, lo quiero dinamitar, pero esto es literal. Es decir, hacerlo implosionar y que queden todos los escombros”, ha dicho Milei, cuyo plan es que el país deje de imprimir billetes y que todas las transacciones se hagan en dólares.
Esas medidas, asegura, terminarían con las penurias de una gran parte de los argentinos que deben lidiar con una inflación interanual de 115% y una pobreza de casi 40%.
¿Qué propone Milei?
Partidario de políticos como Donald Trump o Jair Bolsonaro, Milei asegura que técnicamente es factible dolarizar la economía argentina.
Para eso, anunció que junto a sus asesores está “empezando a discutir el formato de proyecto de ley a enviar al Congreso para dolarizar” en caso de llegar a la presidencia.
Originalmente, su propuesta era dolarizar en un plazo de dos años y medio, pero posteriormente se abrió a la idea de implementar el plan en el menor tiempo posible.
Sin embargo, para dolarizar hay que tener dólares, y eso es precisamente lo que Argentina no tiene, dado que las reservas han disminuido drásticamente y el circulante en dólares es limitado.
Frente a eso, Milei asegura que ya encontró la solución.
“Nosotros estuvimos avanzando en negociaciones y ya conseguimos los dólares para dolarizar la economía al valor del dólar de mercado. Seguimos trabajando para resolver un gran problema de Argentina, que es la inflación”, escribió Milei en su cuenta de la red social X (antigua Twitter), sin explicar cómo habría conseguido los fondos.
De acuerdo con las estimaciones del grupo de asesores del candidato, actualmente son necesarios alrededor de US$35.000 millones para implementar la idea sin necesidad de una devaluación.
Según Milei, el cierre del Banco Central permitiría poner en circulación los dólares que mantiene como reservas internacionales y así incrementar el circulante del billete verde.
Es decir, lo que va a poner fin al problema de la inflación, asegura, es que “le saquen la máquina de imprimir billetes a los políticos”.
Para llevar a cabo su plan, Milei pretende impulsar una serie de cambios estructurales como una reforma del Estado, flexibilización del mercado laboral y apertura de la economía, antes de avanzar hacia la dolarización.
El segundo paso sería eliminar el organismo que regula las entidades financieras para que exista una “competencia entre las monedas”.
“Una vez lo desregularizás, elegís lo que quieras. Podés usar el oro, el franco suizo, la libra”, dijo en declaraciones a la prensa local.
La última fase para conseguir la dolarización sería canjear algunos fondos del Banco Central por “deuda pública” y usar otros recursos para inyectar dólares en la economía, cerrando finalmente el organismo que imprime los pesos argentinos.
Algunos de sus asesores han argumentado que, a final de cuentas, los argentinos han elegido ahorrar en dólares; es decir, han elegido el dólar como su moneda.
“Es casi imposible”
Economistas consultados por BBC Mundo consideran que es poco probable que la dolarización se pueda implementar y, si llegara a ocurrir, no sería la solución a los problemas de fondo de la economía.
“Dolarizar la economía argentina de un día para el otro es casi imposible porque el Banco Central no tiene dólares”, le dice a BBC Mundo Sebastián Menescaldi, director asociado de la consultora EcoGo.
Para dolarizar, argumenta el economista, habría que pedir dólares prestados, pero como el país tiene una alta tasa de endeudamiento, es muy improbable que consiga esos préstamos.
Tampoco está asegurado que la dolarización sea un éxito.
“Te estarías sometiendo a la política monetaria de otro país y eso puede llegar a ser perjudicial. Ya nos ha pasado con la convertibilidad. Y también pueden persistir los vicios de un déficit fiscal excesivo o un desequilibrio económico. Dolarizar no es la panacea”.
Y, desde otro punto de vista, Milei ha propuesto un conjunto de reformas previas a la dolarización que no son fáciles de implementar.
Esas reformas estructurales, dice Menescaldi, “tienen sentido”, pero la clave está en que si se logran esas reformas, entonces “ya no tiene sentido dolarizar”.
Desde una perspectiva política, si Milei llegara a la presidencia tendría que conseguir el apoyo del Congreso para avanzar con su propuesta de dolarización y, tal como están las cosas, no tiene los votos.
“El costo social sería muy alto”
“La dolarización es impracticable”, dice Claudio Caprarulo, director de la consultora Analytica, en diálogo con BBC Mundo. “No es posible dolarizar la economía argentina como propone Milei”.
En un escenario hipotético de que llegara a hacerlo “el costo social sería muy alto”, argumenta el economista.
“Para llegar a una dolarización se produciría una mega devaluación, aumentaría la inflación muy fuerte al principio, y habría una caída gigante de los salarios de los trabajadores”, agrega.
Frente a la idea de cerrar el Banco Central, Caprarulo considera que es otro de los “planteos extremistas” de Milei.
“Vos necesitás tener herramientas para poder hacer política económica y monetaria, y eso se hace a través del Banco Central”, apunta.
Eso se explica porque el Banco Central no solo tiene un rol respecto al régimen cambiario, sino que también tiene un rol de regulación del sistema financiero para evitar crisis sistémicas y atenuar los shock externos que pueden dañar la economía de un país.
Lo más parecido a una dolarización que ha experimentado Argentina es la convertibilidad a comienzos de los 90, que era un sistema de tipo de cambio fijo bajo el cual un peso valía un dólar.
Según el economista, la convertibilidad ya demostró “todas las falencias y los problemas que tiene atar la moneda nacional al dólar” con un tipo de cambio fijo.
“Al reemplazar la moneda nacional la economía se vuelve mucho más inflexible y le quita competitividad. No resuelve los problemas”, agrega.
Si bien reconoce que la convertibilidad permitió terminar con un proceso hiperinflacionario, también argumenta que en el mediano plazo provocó problemas como altas tasas de desocupación y dejó a la economía “muy supeditada a lo que pasaba con los flujos internacionales”.
¿Cómo se compara con la dolarización en Ecuador?
En América Latina hay tres países dolarizados: Ecuador, El Salvador y Panamá.
Milei ha puesto como ejemplo la dolarización ecuatoriana al calificarla como exitosa y afirmando que los ecuatorianos están “muchísimo mejor” que los argentinos.
Para aplicar una política similar, el candidato ha declarado que una de las posibilidades puede ser “un mix” entre la dolarización ecuatoriana y la salvadoreña, en cuanto a la velocidad de implementación.
Hace más de 20 años Ecuador inició su dolarización cuando la economía atravesaba una crisis tan profunda que la medida fue concebida como la última carta para salvar a un país que estaba a la deriva, con una hiperinflación que llegó al 96% y una moneda nacional, el sucre, completamente devaluada.
En aquella época el presidente Jamil Mahuad dolarizó la economía ecuatoriana, en medio de un clima de polarización política que provocó la salida del gobierno.
Al siguiente año, el entonces presidente de El Salvador, Francisco Flores, anunció que el país utilizaría dos monedas: el colón y el dólar.
Pero apenas los colones dejaron de circular, el dólar se transformó en la única moneda del país.
A diferencia de Ecuador, que cambió su moneda porque estaba en medio de un shock económico, la dolarización salvadoreña respondió más bien a un asunto de intereses económicos, puesto que era una condición imprescindible para aprobar el Tratado de Libre Comercio con EE.UU., que eliminaba los aranceles aduaneros para ambas partes.
Si bien Latinoamérica tiene tres países dolarizados, los contextos fueron muy diferentes.
“Son economías muy pequeñas que están directamente integradas al comercio con Estados Unidos”, explica Caprarulo.
Ecuador dolarizó después de haber tenido una crisis muy fuerte, especialmente una crisis bancaria.
“Argentina no está sufriendo una crisis bancaria, los bancos tienen una liquidez en dólar alta como para responder ante los depósitos de los ahorristas”, agrega.
Y en cuanto a los efectos de la medida, argumenta que “Ecuador no resolvió sus problemas de crecimiento, de productividad. El país ha mostrado muchos problemas sociales, mucha fragilidad”.
Menescaldi también dice que es difícil comparar países tan diferentes.
“Nuestro país es mucho más grande que Ecuador o El Salvador. Nuestro mercado es distinto, nuestras relaciones económicas son distintas”.
El “patético peso”
Algunos economistas como Steve Hanke, profesor de la Universidad Johns Hopkins, defienden la idea del candidato.
“Javier Milei entiende que la única forma de resolver definitivamente el problema del peso argentino es hacer oficialmente lo que la mayoría de los argentinos hacen extraoficialmente: dolarizar”.
“Estoy completamente de acuerdo con él”, le dice a BBC Mundo el economista estadounidense, que fue asesor del presidente Carlos Menem de 1989 a 1999.
Hanke argumenta que la única manera de terminar con la caída en el valor del “patético peso” es implementar la dolarización.
Tal como lo dijo en una entrevista previa con BBC Mundo, asegura que Argentina “debería deshacerse de su peso y ponerlo en un museo”.
Sin embargo, en Argentina muchos analistas ven la propuesta de Milei como un mensaje político para conseguir votos, más que una propuesta realista que logrará llevar a la práctica si llega a la presidencia.
“Es un mensaje populista muy bien armado, pero la capacidad de implementación hoy no existe”, sostiene Minescaldi.
“Algo que aprendimos con la salida de la convertibilidad es que atarnos a un sistema monetario muy rígido nos provocó una muy fuerte suba de la pobreza y del desempleo, algo que la dolarización también podría causar”.
Según el economista, aunque la dolarización puede disminuir la inflación, también puede generar una mayor concentración del ingreso y una mayor inestabilidad.
De todos modos, aún faltan dos meses para que se defina quién puede llegar a la Casa Rosada y, con la remontada que consiguió Milei en las primarias, todos los escenarios están abiertos.