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Descifrando el catálogo genético de las Galápagos

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Un equipo de científicos de Ecuador y otros países se ha embarcado en la tarea de descifrar el catálogo genético de las islas Galápagos. Comparando los “códigos de barras de la vida” del archipiélago con el banco mundial de genes, esperan hacer nuevos descubrimientos y encontrar especies aún desconocidas.

El proyecto, llevado a cabo por el Centro de Ciencias de Galápagos (GSC) y la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), con el apoyo de la Universidad de Exeter, se ha dedicado durante un año a recolectar muestras de tierra y agua para realizar un inventario de la flora y fauna de estas islas volcánicas. Utilizan el “código de barras de la vida” (barcode genético o secuencia genética) de las especies, que se encuentra en los restos de ADN presentes en las muestras recolectadas, incluyendo microorganismos.

El “código de barras” es una pequeña porción del genoma que es idéntica en todos los individuos y especies, lo que permite hacer comparaciones. Según explicó Diego Ortiz, investigador de ecología y biología molecular de la USFQ y coordinador técnico del proyecto “Galápagos Barcode”, esta secuencia compuesta por cientos o incluso miles de letras, ayuda a los científicos a distinguir especies conocidas de las desconocidas, determinar si son endémicas o invasoras, y conocer sus diferencias con respecto a otras partes del mundo.

Diana Pazmiño, coinvestigadora principal del proyecto y profesora de la Universidad San Francisco de Quito, explica que esta es una forma de vincular a la población en temas de conservación. Además, esta iniciativa de la USFQ y de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido, buscaba aportar al desarrollo económico de las islas.

Debido a la pandemia, las personas vinculadas al sector del turismo tuvieron grandes pérdidas y este proyecto se convirtió en una fuente de empleo.

Para cumplir con esta meta se contrató a 74 isleños, que ahora se distribuyen en Santa Cruz, San Cristóbal e Isabela. Pazmiño dice que se han convertido en “los ojos y manos” de los científicos en campo.

Durante los primeros meses se llevaron a cabo las capacitaciones. Estas personas aprendieron sobre el significado y la importancia del código de barras genético. También se especializaron en la recolección, procesamiento y almacenamiento de muestras.

Ahora, algunos se dedican al trabajo de campo, otros se encuentran en laboratorio y una parte ayuda con la evaluación del impacto socioeconómico.

Carolina Proaño Ledergerber cuenta que este ha sido un desafío muy grande. Junto con Diego Ortiz, se encargó de coordinar las acciones entre los 10 científicos que son parte del proyecto Barcode y las 74 personas contratadas.

Proaño Ledergerber dice que con esta iniciativa se ha logrado que el conocimiento permanezca en las islas Galápagos, a diferencia de lo que ocurre normalmente.

Una de las limitaciones de las investigaciones que se realizan en el Archipiélago, es que las muestras se procesan en otros países o en el continente. En esta ocasión, por ejemplo, montaron un laboratorio molecular en Isabela.

Para Proaño Ledergerber, ha sido sorprendente ver el interés de las personas locales en profundizar su conocimiento sobre la biodiversidad. Mediante esta iniciativa se busca tener una base de datos con información de las especies de Galápagos, que pueda ser útil para identificar nuevos organismos, o incluso para combatir la pesca ilegal y el tráfico de animales.

Para más información puedes consultar su página web https://n9.cl/1d2l2

 

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