Pese a que no convencía a todos en su propio partido, Kevin McCarthy era el candidato más predecible entre los republicanos para convertirse en el presidente del Congreso de EE.UU. tras años liderando el partido en esta cámara, pero nada salió a la primera como esperaba, y ha acabado haciendo historia.
Ha necesitado quince votaciones para resultar elegido después de que una veintena de republicanos ultras se negaran a apoyarlo. Hacía exactamente un siglo que un «speaker», como se conoce en inglés al presidente de la Cámara Baja, no era elegido en la primera votación.
Finalmente McCarthy obtuvo los votos necesarios para llegar a la presidencia del hemiciclo poco después de la medianoche del sábado, gracias a la abstención de seis de esos republicanos radicales y después de que el resto hasta llegar a la veintena fuera cambiando a lo largo del viernes el signo de su voto a favor de él.
En la décimo quinta votación, McCarthy acabó ganando con 216 votos, frente a los 212 del candidato demócrata Hakeem Jeffries.
Así las cosas McCarthy llega a la presidencia de la Cámara de Representantes con un liderazgo cuestionado, pero con la firme intención de convertirse en el azote del demócrata Joe Biden en sus dos últimos años de mandato en la Casa Blanca.
Las diferencias entre sus partidarios -agrupados bajo la etiqueta «Only Kevin» (Solo Kevin)- y sus detractores -«Never Kevin» (Kevin jamás)» – refleja las rencillas internas que ha tenido que superar y que deberá encargarse de conciliar a partir de ahora.
Miembros del Freedom Caucus, que forman parte del ala más derechista del Partido Republicano, habían criticado a McCarthy que no hubiera negociado con ellos una reforma del reglamento de los debates ni los nombres para liderar los comités del Congreso en la nueva legislatura.
McCarthy nunca ha sido una figura de pleno consenso: en 2015, con los republicanos liderando la Cámara, renunció por sorpresa a posicionarse en la cima de su partido en el Congreso por falta de apoyos internos suficientes.
En esta ocasión, decidió lanzarse a la piscina tras las elecciones de noviembre y no se ha echado atrás, pese a que las cuentas no han estado a su favor hasta el último momento para recibir los votos necesarios para ser ratificado.
EL SUSTITUTO DE UN ICONO
Nacido en California hace 57 años, McCarthy tendrá el reto de suceder a un icono de la política estadounidense, la demócrata Nancy Pelosi.
Todo ello tras haber ejercido como líder de la minoría republicana en la Cámara Baja desde 2019. Desde 2014 y hasta entonces, con los republicanos dirigiendo la cámara y John Boehner y Paul Ryan como «speakers», ocupó el cargo de «número dos de esta cámara.
En agosto de 2014 cuando ocupó ese puesto hizo historia al alzarse con el mismo con apenas poco más de siete años y medio en activo dentro de los pasillos del Capitolio.
«Ha sabido leer en qué dirección va el partido y se ha sabido ajustar. Ha ascendido rápidamente dentro de la jerarquía porque ha sido capaz de pronosticar el movimiento del partido y de acomodar sus posiciones y su estilo de liderazgo», explicó a EFE el analista político José Parra, que fue asesor del líder demócrata Harry Reid.
Su mandato, según el también presidente de la agencia de comunicación y estrategia política Próspero Latino, se va a caracterizar, precisamente, por seguir las señales que le manden «los elementos de extrema derecha» dentro de su formación.
DOS AÑOS DE AZOTE A JOE BIDEN
Cuando se postuló en noviembre como presidente de la Cámara de Representantes, McCarthy prometió que iba a afrontar cada día con un único objetivo, el de abordar las necesidades de sus conciudadanos.
Pero en este tiempo el representante por California, casado desde 1992 y padre de dos hijos, ha dejado claro ya que no planea acercar posturas con el bando demócrata.
Los republicanos anticiparon tras lograr el control de ese hemiciclo en las legislativas de noviembre que en cuanto asumieran la mayoría pretendían investigar la «politización» del FBI, las razones que llevaron a registrar la mansión del expresidente Donald Trump (2017-2021) en agosto o los supuestos negocios de la familia Biden con adversarios del país, aprovechando sus lazos políticos.
Con información de EFE