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Millennials, ¿son los nuevos viejos en internet?

Tiempo de lectura: 3 minutos

 

Las personas envejecen, pero internet no. Quienes hace 20 años eran los jóvenes que dominaban las tendencias de las plataformas web, hoy son los adultos que se quedan fuera del ritmo de las redes sociales y así lo destacada Wired en un artículo.

Cuando inició internet, los millenials fueron los primeros usuarios jóvenes que encontraron un lugar para reunirse con amigos fuera del entorno familiar, un espacio para ellos y sin adultos. Pero crecieron y ahora son el blanco de las burlas al tener que adaptarse o no entender lo que los menores consumen.

Al mismo tiempo, Helena Fitzgerald, autora del artículo, hace un llamado de atención sobre el constante cuestionamiento que ejercen las redes sociales sobre la vejez y la opinión de los más jóvenes sobre lo que está y no en tendencia. Lo que para ella se convierte en una oportunidad para contar historias.

Envejecer en internet

“Cuando por primera vez se puso en línea, Internet se parecía tanto al futuro como a la ciencia ficción. Las primeras redes sociales eran sucias y caóticas y no tenían nada que ver con la familia. Era una fiesta de pijamas después de que los padres de alguien se habían ido a la cama. Internet era lo opuesto al mundo de nuestros padres. Por definición, no era para gente mayor”, empieza contado.

Pero el tiempo fue cambiando y quienes eran los dueños de esa novedad, aquellos jóvenes, pasaron a ser los adultos, los papás y el blanco de los memes por el hecho de envejecer y no estar en las mismas dinámicas. Todos aquellos que ya hoy tienen 30 años o más. Los millennials.

“Mi incómoda generación en línea todavía está aquí, tratando de operar según las reglas que creamos en nuestra adolescencia o antes”, señala Fitzgerald.

Esto también porque las redes sociales tomaron forma con este público en los inicios de los 2000, poniendo los parámetros para lo que existe hoy en día, aunque con la diferencia de que en ese entonces el anonimato reinaba en la web y no se sabía qué tan viejo era alguien. Algo que hoy es casi imposible.

“Los millennials están envejeciendo, y todo el mundo va a tener que oírlo. Hasta hace poco, sentía que sabía dónde estaban las líneas y quién estaba en cada equipo. Sentía que sabía quién era viejo en la red y quién era joven, quién era el blanco de las bromas y quién las hacía. Pero en los últimos años, esas categorías han cambiado”.

Pero esto es solo una oportunidad

Fitzgerald destaca que todo esto pone en evidencia una situación fuerte en internet y en redes sociales: envejecer es un problema y todo el tiempo lo quieren mostrar así. Según ella, la saturación de contenido y la constante idea de estarse mirando así mismo es el enfoque de la web actualmente, lo que traza el abismo entre los jóvenes y quienes ya no lo son tanto.

“La juventud siempre se ha vendido como un producto aspiracional, y no es nada nuevo que la gente tema envejecer después de los 25 años. Pero los espacios sociales en línea funcionan con envidia; nos han dicho que nos sintamos mal por envejecer desde siempre, pero donde antes podíamos haber visto una valla publicitaria al respecto, ahora esa valla publicitaria es una vía intravenosa conectada a nuestros brazos”, escribe.

Sin embargo, para ella esto representa una oportunidad, porque las personas se pueden quedar siendo el blanco de bromas en redes sociales o simplemente dejar de irse, pero también dar un paso más adelante y rellenar ese espacio vacío de contar cómo es la transición de ser niños a viejos. Un misterio que en la juventud a nadie le cuentan.

Después de ser la primera generación con redes sociales, hay muchos temas que contar con “una historia de mayoría de edad, tan extraña y fascinante, heroica e incómoda, emocionante y aterradora”.

Porque ella cree que irse no es la solución, ya que “las redes sociales están tan integradas en nuestras vidas que son ineludibles, tanto profesional como socialmente”, pero sobre todo para hacer que la “extraña, codependiente y obsesiva relación de los millennials con Internet” deba reorganizarse, ser “la oportunidad de inventar una nueva, y quizás mejor, manera de vivir en estos espacios donde hemos permanecido tanto tiempo que ya no somos jóvenes en ellos”.

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