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¿Es posible evitar que una ruptura amorosa afecte al trabajo?

Tiempo de lectura: 4 minutos

 

Cuando una relación amorosa llega a su fin lo más natural es que sintamos que nada de lo que nos rodea tiene sentido. Inevitablemente nuestra vida cambia: las rutinas, las amistades, la familia, todo se ve tocado por la nueva situación y en ocasiones, puede resultarnos complicado mantener el control.

Una de las áreas que más se resiente, y que más solemos descuidar, es la del trabajo. Pensamos que refugiándonos en él podremos mantenernos ocupadas para dejar de darle vueltas a nuestro dolor, o que tienes otras preocupaciones más urgentes antes de atender a tu jefe. ¿El resultado? Más estrés y la posibilidad de quedarte (también) sin trabajo.

Para saber más sobre el tema acudimos a Silvia Llop, psicóloga del amor, como ella misma se nombra. Tiene un máster en Programación Neurolingüística (PNL) y es experta en relaciones de pareja, rupturas, autoestima. Ella nos explica que la carga emocional de una ruptura tiende a marcarnos más de lo que pensamos, “puede extenderse como una metástasis a cada una de las áreas de nuestra vida, y en especial al área laboral, que es una de las más importantes, porque es el sostén económico de las demás, por eso es importante prestarle la debida atención”.

CUANDO EL AMOR ACABA, APARECE EL DUELO

Silvia aclara que una ruptura es una pérdida en toda regla y diferencia entre dos duelos. El primero es el duelo de lo que sentimos hacia esa persona con la que hemos roto, y el dolor por todos los momentos que hemos pasado juntos. El segundo, explica Llop, es el que tiene que ver con el futuro, con todo lo que pensábamos que íbamos a vivir a su lado. “Muchas veces, duele más tener que procesar que nuestra fantasía amorosa no se va a cumplir, que el hecho de dejar ir a esa persona concreta. Porque no se trata solo de una persona, sino de la proyección de una realidad frustrada.”

Una ruptura puede tener un efecto directo en la salud mental, emocional y física. La psicóloga pone como ejemplo cuando dejamos de comer porque no nos entra nada en el estómago, o cuando sucede lo contrario y la ansiedad nos lleva a atiborramos de comida basura, buscando llenar nuestro hueco emocional a través de esos alimentos. En esos casos, resultará bastante difícil que la ruptura no afecte en el área profesional, opina.

LAS 5 FASES DEL DUELO Y CÓMO PODRÍAN AFECTAR A TU DESEMPEÑO LABORAL

Negación. Es el momento en el que no te crees que eso te esté pasando. Esta es una fase en la que te sientes desconectada de la realidad, lo cual puede afectar a tu desempeño laboral llevándote a cometer errores. “Tu capacidad de raciocinio se ve muy afectada, así que es mejor no tomar decisiones importantes y repasar tus tareas varias veces, o pedirle a alguien que te eche una mano para que tu trabajo no se vea alterado por tu momento emocional”, apunta Silvia.
Ira. En esta fase, ya te das cuenta de que la ruptura es real y eso te sienta fatal. La psicóloga nos explica que es habitual sentirse enfadada con el otro o incluso contigo misma, llegando a estar muy irascible. “Durante la jornada laboral, trata de enfocarte cien por cien en el trabajo y no volcar tus frustraciones en tus compañeros, tu superior o el cliente que te llama en el momento menos oportuno. Puede darse también una parte de pasotismo, de ‘me importa muy poco mi trabajo’. Es normal.”
Negociación. Estás empezando a sentir el vacío que ha dejado la ruptura, tu cerebro entra en zona de pánico y decide que no puede vivir sin esa persona, que lo podéis volver a intentar. “En esa fase, tienes un solo objetivo en la cabeza y es volver con tu ex –explica Llop–, así que todo lo demás te la trae al pairo y es fácil que cometas errores en el trabajo por estar pensando todo el tiempo en tu plan para volver.”
Depresión. Es oficial, no hay vuelta atrás y sientes tristeza y culpa. Silvia reconoce que en el trabajo puede aparecer la apatía, que te sientas con menos iniciativa de lo habitual.
Aceptación. Después de los altibajos emocionales por fin sientes que hay un futuro para ti sin esa persona. Vuelves a sentirte tú y a disfrutar de la vida. ¡Enhorabuena, has superado tu duelo!
Silvia Llop aclara que no todas las personas pasan por todas estas fases en cada ruptura, ni tienen por qué seguir este orden porque un duelo nunca es lineal, porque las emociones tampoco lo son.

DE LA TRISTEZA A LA ACCIÓN

Silvia sabe que para afrontar la ruptura de una forma sana es importante darse un espacio para sacar fuera las emociones de forma diaria, especialmente en las fases más agudas del duelo. Sugiere un ejercicio que puede ayudarte a conseguirlo.

“Se trata de escribir lo que sientes en un papel, con toda clase de detalles, luego deberás romper ese papel y tirarlo fuera de casa para no dejar esa energía ahí. También puedes volcar tu energía en cualquier tipo de actividad creativa, como pintar, cantar, bailar, hacer fotografía… Y desahogarte físicamente practicando algún deporte o visitando el gimnasio.”

Explica que es necesario este espacio diario para procesar tu duelo, en lugar de taparlo y reprimirlo, así lo superarás más deprisa y será más fácil que puedas concentrarte en tus tareas, porque irás vaciando tus emociones todos los días, en lugar de contenerlas y correr el riesgo de explotar en el trabajo.

“Te voy a contar un caso real. Se trata de una enfermera a la que una ruptura dejó muy tocada, pero continuó con su trabajo como si nada hubiera sucedido. Un día se olvidó de darle la medicación a un paciente y los médicos lo salvaron in extremis de una crisis cardiaca. Al día siguiente pidió la baja por depresión”.

Silvia Llop enfatiza en que el duelo afecta a tu desempeño laboral y corres el riesgo de cometer errores graves o incluso dañar a alguien. Si te sientes desbordada, deberías informarlo o intentar tomarte unos días libres, si puedes, para así no poner en riesgo tu puesto de trabajo.

“Por último –aclara–, es importante que recuerdes que eres humana y no un robot, así que si lo estás pasando mal por un duelo, es normal que no puedas dar lo mejor de ti en el trabajo e incluso cometas errores, tengas despistes o te sientas distraída y fuera de lugar. Todo eso forma parte de las consecuencias de una ruptura, así que intenta darte espacios para poder vivirlo, llorar, desahogarte con tu psicólogo o tus personas allegadas. No te quedes anclada en la culpa por no poder dar el 100% en ningún ámbito y acepta que estás pasando por un proceso complicado, pero que si pones el foco en superarlo y te das un poco de tiempo, todo volverá a colocarse en su sitio”.

Texto original publicado en VOGUE

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