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Monumento asfixiado por cabos de pesca

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El icónico mono capuchino de Guayaquil que se encuentra entre los túneles Santa Ana y El Carmen amaneció este 8 de junio enredado y asfixiado con cabos de pesca en desuso, sorprendiendo a peatones y conductores que se movilizaban desde temprano.

La imagen del Mono Capuchino, especie representativa de la ciudad, tiene en su cuello cabos de color verde que son utilizados en labores de pesca y son arrojados al mar.

Esta iniciativa es parte del Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) “Colectivo Cabos”  que se desarrolla en la modalidad Profesionalizantes de Comunicación que coordina el docente Ignacio Garay, de la Universidad Casa Grande.  En esta ocasión Ignacio se suma además como Guía del proyecto junto a Sergio Moraga, Director Creativo en ParadaisDDB.

Los estudiantes realizaron esta acción disruptiva en el marco del Día Mundial de los Océanos con la acción llamada #NiUnCaboSueltoMás para concientizar sobre el daño que generan los cabos de pesca mal desechados en la flora y fauna marítima ecuatoriana todos los días.

“Hasta un millón de toneladas de artes de pesca se pierden cada año en los mares del mundo. Solo de lo recolectado en las limpiezas a orilla de playa ecuatorianas en 2021, los cabos de pesca representan el 27% de desechos”, explica Cecilia Torres, cofundadora y directora ejecutiva de la Fundación Mingas por el Mar.

Además, esta particular activación ambiental, busca visibilizar al proyecto Colectivo Cabos que, junto a diferentes actores sociales nacionales, están creando la primera economía circular e inclusiva para recuperar, reciclar y reutilizar las toneladas de cabos de pesca sueltos en el océano.

Sergio Moraga, uno de los cofundadores de Colectivo Cabos, afirma que los cabos de pesca en desuso son 100% reciclables, todo depende del estado en que se los recupera. Por eso, “estamos articulando e impulsando junto a cooperativas de pescadores artesanales, ONGs, empresas públicas y privadas un modelo de economía circular, inclusiva y local para revalorizar los cabos de pesca descartados convirtiéndolo en un nuevo insumo”.

Uno de los estudiantes y activistas de la Universidad Casa Grande que participó en la acción, Diana Izquierdo, menciona que “la lamentable realidad de nuestras costas nos desafía a actuar hoy para movilizar a profesionales, académicos y comunidad en general a hacer acciones climáticas concretas”.

Los cabos de pesca utilizados en la acción fueron recogidos a través de mingas en Playas Villamil, y al término de la acción, el Colectivo Cabos retirará completamente el material colocado en el Mono Capuchino reciclándolos y dándoles un nuevo uso.

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