A Nangé Yeti le encantaba caminar por la selva amazónica en la comunidad de Wawampare, provincia de Pastaza. No solo se trataba de un pedazo de tierra; para él ese era su hogar y por eso lo defendía de todo tipo de actividades que podían amenazar a plantas y animales con los que había crecido.
El defensor de la naturaleza habría sido asesinado a finales de diciembre del 2021, “apenas cinco días después de haber sido designado como dirigente del Consejo Ne Annani Pikenani (Consejo de Sabios) de la Organización Waorani de Pastaza (OWAP)”. Así dieron a conocer las organizaciones Amazon Frontlines, la OWAP, Alianza Ceibo y la Nacionalidad Waorani del Ecuador.
“Nange Yeti Nimonca era una persona muy importante en su comunidad y para la Nacionalidad Waorani del Ecuador. Formó parte de las primeras personas que tuvieron contacto con la gente externa, fue profesor intercultural y participó en la autolinderación del territorio Waorani, trabajo clave para la obtención de títulos colectivos”, señalan las organizaciones en un comunicado de prensa.
Investigagión de los hechos
El 21 de diciembre del 2021, mientras realizaba un patrullaje de vigilancia, desapareció en medio de la selva. Dos días después, su cuerpo fue hallado.
Las organizaciones sostienen que “su cuerpo presentaba varios golpes contundentes en el cráneo y cortes en el cuello, por lo que se presume que la muerte fue violenta”.
Debido a estas circunstancias, la familia decidió presentar, el 30 de diciembre, una denuncia ante la Unidad de Asuntos Indígenas de la Fiscalía Provincial de Pastaza.
Pero Francis Andrade, abogada de la OWAP, señala que la autoridad tardó casi tres meses en el ingreso a la comunidad, hacer la exhumación y llevar el cuerpo a la Unidad de Criminalística en Ambato, a pesar de que la Unidad Judicial Penal de Pastaza autorizó el procedimiento el 12 de enero del 2022.
En medio de todo esto, el fiscal que estaba a cargo del caso fue destituido en la cuarta semana de marzo.
Ahora, los familiares conocen que para este de abril del 2022 se realizaría la autopsia. Piden que no se silencie la muerte de uno de los defensores de la naturaleza ecuatoriana y que su caso no quede en la impunidad.
Para ellos, la muerte de un sabio implica no solo la partida de un ser querido en una comunidad, sino también el fin de un proceso de transmisión de conocimientos ancestrales.