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Estrategias para un envejecimiento saludable

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Los adultos mayores son una parte esencial de la sociedad y constituye un mito presentarlos como personas receptoras solo de servicios sociales y de salud, ya que contribuyen a fortalecer el bienestar familiar y de la comunidad, es más, la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que entre 2020 y 2030, el porcentaje de habitantes del planeta mayores de 60 años aumentará un 34%.

Hoy en día, según la OMS, el número de adultos mayores supera la cifra de niños menores de 5 años a escala global, con lo que se evidencia que la tendencia de envejecimiento de la población es mucho más rápida que en años anteriores. En medio de este escenario, todos los países se enfrentan a retos importantes para garantizar que sus sistemas sanitarios y sociales estén preparados para afrontar este cambio demográfico.

Sin embargo, para Humberto Elizalde Ordóñez, docente del departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), los desafíos no solo se centran en la modernización del sistema sanitario y su fortalecimiento, también existen aspectos clave como la implementación de una cultura de prevención.

“Desde la enfermería, se proponen estrategias que no únicamente están pensadas para atender a adultos mayores en condiciones de vulnerabilidad, pues el envejecimiento es una etapa del desarrollo humano y, por lo tanto, no debería representar incomodidad para quienes la atraviesan. Por tal motivo, es relevante adoptar el concepto de envejecimiento saludable, es decir, que las personas puedan atravesar esta etapa en condiciones dignas y sin representar una carga para la sociedad”, explica Elizalde.

En este sentido, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) sugirió que la década 2021 – 2030 sea declarada como la Década del Envejecimiento Saludable. Además, ha extendido la invitación a gobiernos, organismos internacionales, academia, sociedad civil, sector privado, profesionales de la salud y medios de comunicación a sumar esfuerzos, para garantizar la mejora de la calidad de vida de los adultos mayores, sus familias y las comunidades en las que habitan.

Elizalde explica que el envejecimiento saludable es un proceso continuo de mejora de oportunidades para mantener y mejorar la salud física, mental y la independencia de los adultos mayores. El catedrático menciona algunas estrategias que se han adoptado desde la enfermería para contribuir a este ámbito son:

  1. Prevención en salud: tomar conciencia sobre la importancia de tratar cualquier dolencia o enfermedad a tiempo es clave para evitar repercusiones futuras. Al llegar a la tercera edad, las personas apenas comienzan a preocuparse de salud y esta es una actitud que debe cambiar. La preocupación por la condición física y mental debe ser constante, desde que alguien nace hasta que llega a edades avanzadas. La vejez se caracteriza por la aparición de varios estados de salud complejos que se conocen como síndromes geriátricos, como pérdida de audición, cataratas, dolores musculares, diabetes, depresión y demencia. Por ello, es vital tomar medidas a tiempo, para que estos problemas no se tornen graves y se puedan desarrollar estrategias para controlarlos.
  2. Cuidado personalizado: un aspecto importante del cuidado de adultos mayores reside en la personalización del tratamiento. No todos los adultos mayores afrontan los mismos problemas o están en la misma condición. Por esta razón, es esencial que se identifiquen sus necesidades y se desarrollen programas de cuidado, acorde a esta valoración. Esto permitirá que un tratamiento tenga mayor éxito. Para cumplir con este aspecto, uno de los factores que se evalúan es el grado de dependencia: adulto mayor sano, adulto mayor enfermo y adulto mayor frágil. Esto no solo incide en el tratamiento médico, sino en la relación que se lleva con el paciente.
  3. Minimización de los grados de dependencia: muchos adultos mayores atraviesan por situaciones, donde se ven en la necesidad de ser asistidos por enfermeras, enfermeros y demás personal médico. Sin embargo, esto no quiere decir que no puedan desarrollar otras actividades. Precisamente, una de las estrategias que se adoptan, para que desarrollen autonomía, es la búsqueda de rutinas como la ludoterapia (juegos), la terapia grupal, la danza, el arte, la música, entre otras actividades. Esto permite elevar su autoestima, lo cual incide directamente en su ánimo para seguir los programas de cuidado.
  4. Participación activa del adulto mayor: el punto clave del cuidado de los adultos mayores está ligado al autocuidado. La mejor forma de asegurar que alguien cumpla con los programas es involucrarlo en la aplicación de estas estrategias. Cuando una persona es dada de alta, debe empoderarse de su plan de recuperación. De esta manera, mejorará, por sí misma, sus condiciones de vida y tomará iniciativas sin necesidad de que un profesional de salud le dé indicaciones. Además, esto le permitirá tomar conciencia de sus acciones y las posibles consecuencias de no vigilar su condición física y mental.

Desde la UTPL, la carrera de Enfermería impulsa el desarrollo de un enfoque integral con relación al cuidado del adulto mayor, considerando factores físicos, psíquicos y emocionales. “Los enfermeros no solo administramos fármacos, somos parte fundamental de la atención en salud. Estamos pendientes de las necesidades básicas e instrumentales de la vida diaria, para fortalecer los cuidados. Estamos pendientes de la academia y de la enseñanza”, explica Elizalde.

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