La nueva ola de coronavirus que está sufriendo Shanghái ha llevado a las autoridades a tomar una drástica medida: el sacrificio de cientos de mascotas para evitar la transmisión del virus. Así le pasó a un pequeño corgi, perseguido y apaleado porque pensaron que el animal representaba un riesgo de propagar la enfermedad.
El corgi apaleado ha sido la víctima más visible del encierro. Y no ha sido el único perro sacrificado en China durante la pandemia bajo el pretexto de que puede propagar el virus.
Muchos ciudadanos se han deshecho de perros y gatos, temerosos de que puedan transmitir la enfermedad. Unas declaraciones tergiversadas de una doctora china en 2020 que se han convertido en virales en la red social Weibo tienen la culpa. Son varias las personas que han contado cómo algunos vecinos lanzan a sus gatos por la ventana o los abandonan.
En Shanghái, 22,4 millones de personas tienen su esquema completo de vacunación contra el Covid-19, y más de un millón se administró una dosis de refuerzo.
Las autoridades han desplegado más de 38.000 trabajadores de la salud a Shanghái de otras ciudades, en lo que los medios estatales llaman la mayor operación médica a nivel nacional desde el confinamiento en Wuhan a comienzos de 2020.
Shanghái es la urbe más grande de China en estar bajo confinamiento hasta la fecha. Y es un importante eje financiero del país.
Las medidas en esta ciudad se tomaron después de que los casos subieron a más de 13.000 por día, aunque esas cifras no son tan altas comparadas a otras situaciones internacionales.