Ecuador vivirá desde el próximo 26 de febrero uno de los feriados más largos, pero con menos restricciones desde que se inició la pandemia del covid-19.
La semana pasada, en la reunión del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Nacional, las autoridades eliminaron el semáforo epidemiológico. El motivo es que los contagios por la enfermedad están a la baja, así como las atenciones e ingresos hospitalarios y las muertes.
La ministra de Salud, Ximena Garzón, también señaló que más del 83% de la población ya cuenta con el esquema completo de vacunación y reiteró que el país va por buen camino respecto a la pandemia. Indicó además que confía en que para finales de marzo de este año ya se pueda dejar de utilizar la mascarilla en espacios abiertos.
De su parte, Juan Zapata, director del COE Nacional, mencionó que la reactivación del país camina a paso firme. “El esfuerzo valió la pena, se han cumplido los objetivos. Durante dos años de pandemia estas son las medidas de mayor flexibilidad que ha tenido el Ecuador”, aseguró.
Para Santiago Carrasco, presidente de la Federación Médica Ecuatoriana, desde el inicio de la pandemia se han tomado decisiones inoportunas que dan una falsa sensación de mejoría y que no están basadas en datos epidemiológicos certeros.
Señala que en el mundo todos los especialistas expresan que hay que tener mucho cuidado y en algunos países ya se ven los resultados de dejar las medidas de bioseguridad como las mascarillas. “Vuelven a confinamientos y a atender a pacientes en las calles como en Hong Kong”, menciona el galeno.
Para Carrasco, si bien los contagios de covid-19 han descendido, eso no quiere decir que el virus no esté circulando y que las personas no deban seguirse cuidando.
En su trabajo como médico internista, el especialista comenta que a diario atiende a familias enteras contagiadas de la enfermedad y a pacientes con comorbilidades que se ven afectados de gravedad, así estén vacunados.
“Estamos indignados, hemos visto demasiado dolor y muerte. Son decisiones más políticas ante una situación grave que debería manejarse con mucho cuidado”, señala el especialista.
Agrega que el personal sanitario es quien enfrenta esta situación y después de casi dos años no ha habido una mejora en el sistema de salud pública.
Víctor Álvarez, presidente del Colegio de Médicos de Pichincha, coincide en que existe un riesgo latente debido a que el virus todavía circula en la comunidad y, de cara a un feriado largo, en donde las personas se movilizan más, podría afectar el tan anhelado retiro de mascarilla en espacios públicos anunciado por la autoridad sanitaria.
El dirigente considera que se debía esperar que pase el feriado de Carnaval para flexibilizar las medidas como los aforos y así se podía mantener la tendencia a la baja de casos y la disminución de porcentaje en la transmisibilidad del virus.
Además, indica Álvarez, después de dos años de pandemia, tanto la comunidad como las autoridades saben que el relajamiento de medidas es sinónimo de incremento de casos, “lo hemos visto siempre después de cada feriado”, dice.
El galeno destaca la importancia de que esa disminución de infecciones se mantenga y para ello es necesario reforzar las medidas de bioseguridad como un método de barrera para evitar el contagio, identificar casos de manera oportuna y que las personas se sigan inmunizando.
Para el epidemiólogo Daniel Simancas, el relajamiento de medidas tiene que ser progresivo y no masivo o al apuro. Explica que, aunque los casos, las hospitalizaciones y muertes están disminuyendo, la positividad viral todavía se mantiene alta.
El especialista considera que las autoridades encargadas debían prepararse mejor para el feriado, sin embargo, se ampliaron los aforos y otras actividades y no se hizo un aislamiento preventivo luego de fin de año.
“Llegamos a este feriado con una positividad alta en las pruebas, con un exceso de muertos por encima del promedio y eso hay que lamentar porque es producto de no tomar medidas a tiempo”, sostiene Simancas.
Si bien el escenario en el país es favorable, para Simancas es indispensable mantener la cordura y la prudencia y también manejar una comunicación efectiva del riesgo para que la población no se relaje totalmente y no haya que lamentar nuevos casos.
Asimismo, las personas deben mantener las medidas de bioseguridad y continuar con la vacunación de las dosis de refuerzo.