A pesar de ser uno de los 17 países megadiversos en el mundo, en las últimas décadas Ecuador ha perdido una alta cantidad de bosques debido al aumento de las actividades humanas. Los datos más actualizados del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE), y que corresponden al 2018, indican que cada año se pierde un promedio de 94 353 hectáreas de bosque en el país, un área que, según la FAO, es bastante grande en comparación con otros países de la región con mayor territorio.
Pero esto no sería lo más grave. Según los expertos, la tasa de deforestación sería incluso mayor porque no hay suficiente investigación sobre el manejo de los bosques ni suficiente control forestal para determinar el verdadero número de árboles que se pierde cada año.
¿Qué está pasando con la pérdida de bosque tropical en Ecuador? Hoy el portal Mongabay revela las claves para entender la problemática y buscar salidas.
- Presiones históricas tienen al bosque bajo amenaza
La pérdida de bosques es un problema que afecta gravemente al Ecuador desde hace casi tres décadas. Según Bolier Torres, doctor en Ciencias Forestales por la Munich University of Technology de Alemania, en los últimos 26 años el país ha perdido más de 2 millones de hectáreas de bosque tropical, es decir, cerca del 7,8 % de la superficie total del Ecuador.
El reciente libro Deforestación en Paisajes Forestales Tropicales del Ecuador: bases científicas para perspectivas políticas revela que en esos 26 años el país ha perdido, en promedio, el 39,4 % del bosque tropical y que el área más afectada es la provincia de Esmeraldas, al noroccidente del país, que ha perdido, en promedio, el 24,27 % de su bosque. La Amazonía también preocupa, ya que solo en las provincias de Napo, Orellana y Pastaza se ha perdido el 15,13 % de bosque tropical.
En Ecuador la causa más común de la deforestación es la expansión de la frontera agrícola. Los investigadores del proyecto LaForeT encontraron que la población que vive en los bosques tropicales, o cerca de ellos, se ha visto obligada a convertir ciertas áreas forestales en sistemas agropecuarios. Según la investigación, esto se debe a que la mayoría de las personas en estas zonas viven en pobreza extrema —con menos de 47,37 dólares al mes—.
La presión por tener medios para sobrevivir y por aprovechar los abundantes recursos naturales ha causado una gran pérdida de vegetación en Ecuador. Por ejemplo, Torres afirma que en la provincia costera de Esmeraldas había bosques muy abundantes pero que la presión por extraer madera y por convertirlos en plantaciones ha causado que se pierdan casi en su totalidad.
2. Graves consecuencias si no se frena la deforestación
Carolina Zambrano, líder de justicia climática en Hivos —una organización que trabaja para resolver problemas globales— dice que la pérdida de bosque traería problemas para miles de especies endémicas de flora y fauna. Además, se podrían alterar los flujos de energía del ecosistema y modificar el ambiente.
La destrucción de plantas endémicas sería grave para el futuro de la humanidad debido a su utilización para medicamentos y otros productos.
Por otro lado, la pérdida de árboles altera enormemente la densidad de los bosques y esto, a su vez, podría cambiar el ciclo del agua. Finalmente, habría grandes implicaciones sobre la vida de las personas, en su mayoría indígenas, que se quedarían sin recursos para subsistir.
3. Alternativas para conservar los bosques ecuatorianos
Los científicos proponen la revisión y ejecución de las políticas nacionales e internacionales relacionadas con deforestación, conservación y reforestación. En Ecuador, desde 2017, el Código Orgánico del Ambiente está en vigencia para regular la legislación ambiental que incluye el manejo de los bosques. Sin embargo, expertos como el científico alemán Richard Fischer, dicen que es necesario poner en práctica esas políticas.
Para la bióloga Carolina Zambrano, es esencial que Ecuador “cambie y salga del modelo de desarrollo neoextractivista” y se enfoque en la inversión pública en ciencia, tecnología e innovación. Esto, asegura la bióloga, ayudará a desarrollar una nueva clase de economía sostenible que apoye a todos los estratos sociales del país —incluyendo las personas que viven en la ruralidad y que dependen de los bosques—.
Con todo y la importancia de que el Estado lidere el tema, también hacen falta esfuerzos interinstitucionales entre el gobierno y la academia que permitan llegar a una investigación científica que incentive el cuidado de los bosques.
Aunque la deforestación en Ecuador no va a desaparecer de un día para otro, los científicos Richard Fischer y Bolier Torres esperan que los ejemplos de conservación de las comunidades indígenas, la disposición de la ciudadanía y las propuestas de políticas públicas y de cooperación sirvan para cuidar los bosques e ir en camino a prácticas de conservación.