Una adolescente británico-belga se convirtió el jueves en la mujer más joven en dar la vuelta al mundo volando en solitario y en la primera persona en hacerlo en un ultraligero, tras una odisea de cinco meses y cinco continentes en su Shark.
Zara Rutherford, de 19 años, aterrizó en el aeropuerto belga de Kortrijk-Wevelgem tras recorrer 51.000 km en 52 países, desde su partida el 18 de agosto, en el ultraligero más rápido del mundo.
“Es una auténtica locura, aún no lo he asimilado”, dijo Rutherford periodistas, con una amplia sonrisa y ataviada con banderas británicas y belgas.
Después de la penúltima etapa hasta un pueblo alemán el miércoles, dijo que era una hazaña que nunca repetiría. “Ha habido momentos increíbles, pero también ha habido momentos en los que he temido por mi vida”, añadió, eligiendo Nueva York y un volcán activo en Islandia como sus pasos favoritos.
Después de América del Norte y del Sur, Rutherford se quedó atrapada durante un mes en Alaska debido a las condiciones meteorológicas y a los retrasos de los visados. Una tormenta invernal la obligó a hacer otra larga parada en el extremo oriental de Rusia, antes de viajar al sur de Asia, Oriente Medio y volver a Europa.
Para cumplir los criterios de la vuelta al mundo, Rutherford tocó dos puntos opuestos del globo: Jambi en Indonesia y Tumaco en Colombia.
Le arrebató el récord a la estadounidense de origen afgano Shaesta Wais, que en 2017 se convirtió en la mujer más joven en dar la vuelta al mundo volando en solitario con 30 años. El plusmarquista masculino más joven, el estadounidense Mason Andrews, tenía 18 años cuando lo hizo en 2018.
La adolescente dijo que el último tramo de su viaje, desde Alemania, había sido complicado por la lluvia y la nieve tras salir de Fráncfort, pero le encantó verse acompañada por aviones ligeros del equipo de exhibición acrobática de los Diablos Rojos de la Fuerza Aérea Belga para el tramo final.
Tras obtener su licencia de piloto en 2020, después de entrenar con su padre desde los 14 años, ahora quiere estudiar ingeniería en una universidad estadounidense o británica a partir de septiembre.
Rutherford sueña con ser astronauta y espera que su viaje anime a las mujeres a dedicarse a la ciencia, la tecnología y la aviación.
“Los chicos aprenden a través de los juguetes, los nombres de las calles, las clases de historia y las películas que pueden ser científicos, astronautas, directores generales o presidentes”, afirma en su página web.
“A las niñas se les suele animar a ser bellas, amables, serviciales y dulces. Con mi vuelo quiero mostrar a las jóvenes que pueden ser audaces, ambiciosas y hacer realidad sus sueños”.
Texto original publicado en Voz de América