Durante los últimos diez años, Alex Boughen se había fijado grandes y decididos propósitos de Año Nuevo. “Siempre me proponía comer más sano, hacer más ejercicio, ese tipo de cosas”, comentó.
El problema es que nunca lograba cumplirlos. “Yo era una de esas personas que iba al gimnasio el 2 de enero”, dice Boughen, de 28 años, que trabaja en una agencia de comunicación de Ontario. Un par de semanas después, dijo, “no volvían a verme la cara”.
En algún momento del verano pasado, se dio cuenta de que podía tener un enfoque distinto. En lugar de esperar al primer día del nuevo año para modificar sus hábitos, intentaría hacer pequeños cambios graduales. Si una mañana no salía a correr, salía a caminar después de cenar. Intentaría hacer algunas comidas en casa donde pudiera controlar los ingredientes y asegurarse de que fueran saludables.
Y lo más importante, fallar un día no significaba rendirse por completo. “Si no cumplo una meta un día, lo vuelvo a intentar al día siguiente”, explicó. “Es una estrategia mucho mejor que esperar hasta el año nuevo para volver a intentarlo”.
El nuevo año está a punto de llegar y, con él, un sinfín de propósitos. Sin embargo, algunos milénials e integrantes de la generación Z están abandonando la tradición, optando, en cambio, por trabajar en sí mismos durante todo el año o en el momento en que se dan cuenta de que necesitan cambiar. Si realmente quieren hacer las cosas de forma diferente, piensan, ¿por qué esperar al 1 de enero?
Boughen señaló que la razón por la que muchas personas no logran sus objetivos es porque lo dejan para más tarde. “Muchos de nosotros siempre estamos posponiendo las cosas”, afrimó. “Siempre digo que empezaré el lunes, o que empezaré en el nuevo año. Eso fue tóxico para mí”.
Noah Schnable, de 20 años, estudiante de la Universidad de Southern New Hampshire, también se encontró con que postergaba sus objetivos de convertirse en un conocido “streamer” de videojuegos. “Para hacer lo que quiero, necesito hacer transmisión en continuo al menos tres o cuatro horas al día”, señaló. “Pero definitivamente tengo un problema de procrastinación por el que dejo todo para el día siguiente”.
Pensó en hacer un propósito de Año Nuevo, pero al final decidió que la única forma de lograr sus objetivos era empezar de inmediato. “Ahora, cuando digo que voy a hacer transmisión en continuo mañana o un poco más tarde en la semana, me digo: ‘En realidad, tienes tiempo para hacerlo ahora’”, aseguró.
Otra ventaja de esta estrategia es que se va a sentir mucho más seguro al entrar en 2022 sabiendo que ya ha avanzado en sus sueños. “En Año Nuevo, espero tener una sensación realmente buena de que ya he empezado a cumplir mis objetivos”, dijo. “Me hace sentir bien saber que ya estoy en camino”.
Otros jóvenes son realistas en cuanto a lo que necesitan para lograr un cambio duradero, y no se trata de un propósito de Año Nuevo de moda.
Abbey Phaneuf, de 22 años, que vive en Nueva York y es asociada de mercadotecnia en Loftie, una empresa que fabrica artículos de consumo para ayudar a la gente a dormir mejor, dijo que todos los años siente la presión de hacer un propósito.
“Recibo muchos TikToks que tratan sobre rutinas de ejercicios y cómo cambiar tu cuerpo en un mes y lo que deberías comer”, afirmó. “Creo que la gente ve a otras personas tratando de convertirse en las mejores versiones de sí mismas, y sienten que deben hacer lo mismo”.
Sin embargo, ella sabe que para cambiar su vida de verdad, debe querer profundizar en su interior; no puede ser algo que haga solo por seguir el pensamiento del grupo. “Si solo vas al gimnasio por algo que viste en TikTok, no es algo sustentable”.
Este año se ha saltado todo el tema de los propósitos. En su lugar, se está centrando en hacer el cambio que quiere —participar en más actividades en la ciudad de Nueva York— de manera gradual. “Llevo tiempo buscando algunos logros: liderar clubes y hacer voluntariado”, dijo. “Es un objetivo continuo para mí, y voy a hacerlo cuando esté preparada”.
Emily Mooshian, de 27 años, revisora de textos en Haverhill, Massachusetts, también solía sentirse presionada para declarar un propósito en Año Nuevo. “Siempre he visto un propósito de Año Nuevo como algo que tengo que hacer porque todo el mundo lo hace”, opinó. “Pero también siento que eso es tonto. No voy a cumplirlo si lo hago porque todo el mundo lo hace”.
Por eso, este año decidió trabajar en mejorarse a sí misma a su propio ritmo.
En octubre empezó a sentirse agotada porque le estaba haciendo demasiados favores a la gente. Ayudaba a planear fiestas de cumpleaños sorpresa para amigos e iba a viajes a los que realmente no quería asistir. “Decidí que iba a tomar el propósito de Año Nuevo de decir ‘no’ más a menudo y cuidar de mi salud mental”, señaló. Y estaba decidida a no esperar hasta el primer día de 2022 para empezar.
De momento, ya rechazó un viaje a Nashville, Tennessee, durante las vacaciones y le dijo que no a una amiga que quería que cuidara a su perro. “Si hubiera esperado hasta enero para empezar mi propósito, habría dicho que sí a esas cosas y estaría agotada”, aseguró. “Ahora me siento bien desde antes”.
Al igual que Mooshian, otras personas piensan que sus propósitos son tan importantes que no pueden esperar.
Jarrett Adlof, de 34 años, músico de pop punk en Dallas, ha sentido mucha negatividad en el mundo este año. “Todos hemos pasado por dos años tan horribles”, escribió en un correo electrónico. “Necesito más positividad de cara al 2022. No puedo dejar que estas últimas semanas me golpeen en el camino”.
Por eso decidió empezar su resolución —silenciar las cuentas en las redes sociales que publican mayoritariamente pensamientos negativos— a mediados de diciembre, en lugar de esperar hasta el año nuevo.
“He silenciado un par, y eso es un comienzo”, dijo. “Me siento muy bien”. Artículo del New York Time