En estos meses varias personas que conozco -muchas de los cuales que se han quedado sin trabajo por la pandemia- me han contactado consultando sobre esta alternativa de inversión que, a través de un bombardeo de publicidad en los últimos meses, promete ingresos millonarios y rentabilidad instantánea.
La actividad que en inglés se conoce como “trading” -denominación que usualmente se mantiene también en castellano- se refiere al comercio de metales, petróleo, divisas, criptodivisas, y hasta ciertos productos agrícolas y otros commodities (o mercancías) que se realiza en los mercados internacionales a través de un bróker (o intermediario) en las bolsas internacionales, con el uso de plataformas informáticas sumamente amigables y con inversiones mínimas.
Abrir una cuenta con un bróker requiere en algunos casos montos mínimos de apertura (incluso desde 100 dólares), e instalar y aprender a usar la plataforma de comercio (incluso desde un teléfono celular) se puede hacer en cuestión de pocos minutos.
Es así como en un par de días una persona cualquiera podría iniciar operaciones en las bolsas internacionales y empezar a comprar y vender euros, petróleo, oro, francos suizos, bitcoins, y otros instrumentos disponibles a través de una plataforma informática o directamente desde el teléfono celular.
A esta facilidad para entrar en este mercado hay que sumarle la publicitada existencia de traders (personas que se dedican al trading), que supuestamente han convertido unos pocos miles de dólares en una fortuna de varios millones en unos pocos años, historias -no siempre ciertas- que usualmente son las que se utilizan para atraer a nuevos participantes en este mercado.
La parte que no se publicita (o que se lo hace con letra muy pequeña) y que es la que hay que tener en cuenta en primer lugar, es el enorme riesgo que conllevan estas operaciones. Con la misma facilidad con la que se puede abrir una cuenta y empezar a operar con 100 dólares (o 1,000 o 10,000 dólares dependiendo de los recursos que se inviertan), con esa misma facilidad es muy posible que se pierda todo o casi todo el dinero de esa cuenta en cuestión de segundos. Leyeron bien: todo ese dinero se puede perder no en días ni en semanas, sino en segundos. Y es que la volatilidad de los precios -especialmente en ciertas divisas y a ciertas horas del día- y el gran apalancamiento que ofrecen los brókers hacen que el trader poco experimentado (y aún algunos con mucha experiencia), sean víctimas de un movimiento inesperado y brusco del mercado que hace que se esfume todo su dinero.
En economía hay situaciones que se llaman “juegos de suma cero”, que básicamente se refieren a transacciones en las que para que alguien gane 100 dólares, otras personas conjuntamente deben perder esos 100 dólares (como en una apuesta por ejemplo, o un juego de cartas, o la venta de un auto). Dicho de otra manera: para que un equipo de básquetbol gane un partido, es necesaria la existencia de otro equipo que lo pierda. Aún más: hay situaciones que se podrían denominar como de “suma sub-cero” en las que para que alguien gane 100 dólares, lo primero que debe hacer es pagar una comisión para entrar en el mercado (supongamos de 1 dólar), por lo cual para ganar esos 100 dólares se requerirá que alguien pierda 101 dólares: un dólar para cubrir el costo de comisión y otros cien para que se genere la ganancia. Y aquí es donde entra el negocio del bróker que es quien cobra comisiones por cada operación que se abra en la cuenta, y uno de los elementos que no siempre se tiene en cuenta al tomar la decisión de dedicarse al trading.
Con estos elementos volvamos al caso de la supuesta existencia de traders exitosos que son los que se publicitan diciendo que han ganado gran cantidad de dinero en cortísimo tiempo. Pues bien, si esas historias son ciertas, debemos tener claro que para que una sola persona gane por ejemplo diez mil dólares, debe haber en el mercado varias personas que conjuntamente pierdan más que esos diez mil dólares (pues se deben pagar también las correspondientes comisiones).
Está documentado que aproximadamente el 95% de traders no institucionales (es decir los que no son grandes instituciones financieras que operan millones de dólares), pierden la totalidad de su dinero muchísimas veces en períodos muy cortos de tiempo. Y ese 5% de traders que tienen ganancias estables a lo largo del tiempo, usualmente obtienen rentabilidades modestas que no tienen nada que ver con lo que se publicita de hacerse millonario en 48 horas. También, por supuesto, está documentada la existencia a lo largo de la historia, de unos poquísimos traders que han amasado una fortuna con esta actividad: Ed Seykota, Ingeborg Mootz, o Richard Dennis, cuyas ganancias de muchos millones de dólares, no hay que perder de vista, provienen de lo que han perdido cientos o miles de traders novatos a lo largo del tiempo (por aquello de los eventos de suma cero que hemos mencionado antes).
En resumen: la actividad del trading tiene muy pocas barreras de entrada (es muy fácil empezar a practicarla), pero comporta unos niveles de riesgo por los cuales yo no se la recomendaría a absolutamente nadie, y menos si aquello se piensa que será una alternativa de ingresos para una persona que recientemente ha perdido su trabajo y piense en invertir allí los pocos recursos que le quedan de su liquidación o ahorros. Incursionar en esta actividad a través de terceros que se ofrecen como “traders experimentados” para gestionar el dinero de otras personas, por supuesto, es todavía más riesgoso.