Estar ocho horas frente a la pantalla de un ordenador pasa factura a la salud visual. Si a esto sumamos que esa cantidad de horas que pasamos por obligación se unen otras tantas por devoción -el móvil y las pantallas de las tablets también cuentan-, parece justo y necesario elaborar una hoja de ruta clara para cuidar la vista durante la jornada laboral. Y más cuando los datos -tras el confinamiento y con un incremento considerable del tiempo que pasamos frente a las pantallas- confirman que nuestra salud visual se está resistiendo. Aquí un artículo de VOGUE.
El doctor David Antolín, jefe del servicio de oftalmología del Hospital Vithas Madrid La Milagrosa, hace referencia al ‘sindrome de pantallas de visualización’, que consiste en “irritación ocular, sensación de visión borrosa y molestias. Si se añade a la sequedad ambiental en interiores, a la deficiente iluminación natural y a que una proporción importante de la población padece disfunciones lagrimales (conocidas como ‘síndrome de ojo seco’) se da la situación perfecta para que la superficie de nuestros ojos sufra y nos impida ver correctamente”, explica.
LA REGLA DEL 20-20
La doctora Lucía Fernández-Vega Sanz, oftalmóloga del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, insiste en la importancia de alternar durante la jornada laboral las actividades que obligan a hacer un esfuerzo visual con las que requieran visión de lejos. Para ello es recomendable poner en práctica la regla del 20-20. “Lo recomendable es que la atención ininterrumpida frente a las pantallas o el sobreesfuerzo de la visión de cerca sean por periodos limitados de tiempo. Para prevenir el ojo seco y la progresión de defectos de refracción debes recordar la regla de 20-20-20: 20 segundos de descanso mirando a lo lejos, a 6 metros o 20 pies, por cada 20 minutos de trabajo”, explica la doctora.
CUIDADO CON LOS FILTROS DE LUZ AZUL
El experto de Vithas La Milagrosa desmonta un gran mito: la luz azul no daña la vista, sino la exposición al trabajo continuado de cerca y la falta de parpadeo. De hecho, insiste en que los filtros de luz azul no son necesarios. “Ni tampoco útiles para proteger los ojos de las pantallas, y pueden perturbar el ritmo de sueño”, explica.
PARPADEA
Es fundamental para evitar el ojo seco. La doctora Fernández-Vega Sanz aconseja hacerlo de forma consciente dado que cuando tenemos la mirada fija en un punto se reduce el parpadeo.
MENOS BRILLO EN LOS DISPOSITIVOS ELECTRÓNICOS
Fernández-Vega Sanz recuerda que la mayoría de las pantallas de los dispositivos que usamos a diario suelen venir de serie con el máximo nivel de brillo establecido.Y lo aconsejable es reducirlo. “La mayoría de las pantallas de visualización de datos emiten la luz que está autorizada para no dañar la superficie ocular. No obstante, cada usuario debe adaptar el dispositivo para que tenga alto contraste entre la pantalla y la luz ambiente, pues los dispositivos electrónicos suelen venir de serie con el máximo nivel de brillo establecido. Algunos dan la opción de activar un modo con tonos más cálidos, visión nocturna y poner activo el bloqueo de luz azul”, afirma.
LOS ALIMENTOS QUE HIDRATAN
Beber agua y llevar a cabo una alimentación que ayude a mantener el organismo hidratado también influyen. El doctor Antolín recuerda la importancia de llevar una dieta mediterránea rica en ácidos grasos omega-3 y omega-6. “Aunque parezca tópico, un estilo de vida sano, la práctica regular de un ejercicio moderado y no fumar redundan de forma clarísima en una mejor salud ocular, en la mejor tolerancia al trabajo y en una calidad de vida netamente mejor”, especifica.
LA TEMPERATURA AMBIENTE
“Es importante mantener una temperatura entre 21 y 26 grados en casa, pero también que la humedad permanezca entre el 50% y el 60%. El calor y el frío seco que provocan las calefacciones y los dispositivos de aire acondicionado pueden dañar la superficie ocular e incrementar los síntomas de ojo seco y las alergias. Si la humedad está por encima del 70% o por debajo del 40%, es recomendable que utilices humidificadores o deshumidificadores, vigilando en el caso de los primeros la contaminación por hongos. En este sentido, también es recomendable airear todas las estancias de la casa al menos una vez al día y durante diez minutos”, recuerda Fernández Vega-Sanz.
SE PUEDEN UTILIZAR LENTILLAS (TENIENDO EN CUENTA ESTO)
Las lentillas no están contraindicadas durante la jornada laboral siempre y cuando se haga un buen uso de ellas, sin exceder su tiempo de uso y manteniendo el ojo hidratado con lágrimas artificiales. No obstante, el doctor Antolín recuerda que pueden incrementar el ojo seco y que, además, pueden reducir la sensibilidad corneal y provocar un efecto anestesia. “Cuando el ojo lleva puesta una lentilla el oxígeno que nutre a las células de la córnea tiene disminuida su entrada, por lo que un uso inadecuado puede producir alteraciones irreversibles y que tardan mucho en ser detectadas si no se usan los medios adecuados. Por ello es fundamental consultar y supervisar el uso de lentillas”, apunta.
LÁGRIMAS ARTIFICIALES SÍ, AGUA NO.
Ambos expertos aconsejan el uso de lágrima artificiales para prevenir y hacer frente a la sequedad ocular, siempre que sean sin conservantes y prescritas por un médico dado que hay muchos tipos. Es importante recordar que es preferible usar estas gotas en lugar de suero fisiológico ya que permanecen más tiempo y que no es aconsejable el uso de agua directamente en los ojos.
A UNA BUENA DISTANCIA
“Debes mantener una distancia de entre 50 y 60 centímetros entre tus ojos y la pantalla o libro”, explica Fernández-Vega Sanz. A lo que Antolín añade otra recomendación: “No hay que descuidar las sillas que usamos: si somos capaces de inclinar el asiento 15 grados hacia delante (si la silla tiene el asiento regulable o mediante el uso de adaptadores) ayudaremos a tener una mejor posición en la espalda y propondremos molestias y dolores.
DOS PUNTOS DE LUZ
Tener una buena iluminación es fundamental para no forzar la vista. Por eso la doctora Fernández-Vega Sanz aconseja tener una luz ambiente en el techo y otras más potente como una lámpara o un flexo que ilumine la superficie a utilizar.
Texto original publicado en la Revista VOGUE