Los talibanes designaron este martes al resto de miembros de su gobierno en Afganistán, casi una veintena de nuevo ministros y viceministros, algunos de ellos provenientes de distintas comunidades étnicas y minorías pero sin mujeres.
La mayoría de estos nombramientos «se realizaron en base a la profesionalidad y el mérito y fortalecerán aún más los recursos humanos del Emirato Islámico», dijo en una rueda de prensa el viceministro de comunicaciones del Gobierno islamista y principal portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid.
Sin embargo, pese a manifestar en reiteradas ocasiones que su objetivo era un gobierno «inclusivo», entre los nuevos ministros, de Comercio, Salud o Energías, entre otros, se encuentran solo unos pocos representantes de etnias no pastunes -la mayoritaria de los talibanes- u otras minorías, y ninguna mujer.
La comunidad internacional ha advertido que juzgará a los talibanes por sus acciones; y que el reconocimiento de su ejecutivo estaría ligado al trato a las mujeres y minorías.
En su anterior gobierno a finales de la década de 1990, el grupo, que adoptó una interpretación estricta del islam; sacó a mujeres y niñas de las escuelas, de la fuerza laboral y de la vida pública.
En una conferencia de prensa, el vocero del gobierno, Zabihullah Mujahid, dejó abierta la posibilidad de incorporar a alguna mujer al liderazgo más tarde, pero no ofreció más detalles. Además, reveló que los talibanes están preparando normas para permitir que las niñas y las mujeres regresen a la escuela y a sus trabajos de acuerdo con la ley islámica, pero no dio una fecha para su reincorporación.
Mujahid defendió las últimas incorporaciones al gobierno explicando que incluye a miembros de minorías étnicas, como los hazaras.
El Talibán busca respaldo internacional mientras enfrenta el abrumador desafío de gobernar una nación destrozada tras cuatro décadas de conflicto. El gobierno apoyado por Estados Unidos que cayó en una rápida campaña militar el mes pasado tenía una fuerte dependencia de la ayuda extranjera. La economía atravesaba graves problemas antes incluso de la llegada de los insurgentes al poder. Ahora, los nuevos gobernantes tienen ante sí un colapso económico en medio de una creciente pobreza.