Llega a su punto máximo a la edad de 1 año, es estable de los 20 a los 60 y luego decae inexorablemente.
Los investigadores señalan que los hallazgos proporcionan nuevos y sorprendentes conocimientos sobre el organismo.
Masa muscular
El metabolismo es cada gota de químicos que se necesitan para mantener el cuerpo en funcionamiento.
Y cuanto más grande sea el cuerpo, ya sea con más masa muscular o demasiada grasa abdominal, más energía se necesitará para funcionar.
Así que los investigadores modificaron las medidas de los participantes, ajustando el tamaño corporal, para comparar el metabolismo de las personas “kilo por kilo”.
El estudio, publicado en la revista Science, encontró cuatro fases de la vida metabólica:
- Desde el nacimiento hasta la edad de 1 año, cuando el metabolismo pasa de ser el mismo que el de la madre a un nivel 50% más alto que el de los adultos.
- Una desaceleración ligera hasta los 20 años, sin subidas durante todos los cambios de la pubertad.
- Ningún cambio en absoluto entre las edades de 20 y 60 años.
- Un declive permanente, con caídas anuales que, a los 90, dejan el metabolismo un 26% más bajo que en la mediana edad.
“Es una imagen que nunca habíamos visto antes y hay muchas sorpresas en ella”, indica uno de los investigadores, el profesor John Speakman, de la Universidad de Aberdeen, Escocia.
“Lo más sorprendente para mí es que no hay cambios a lo largo de la edad adulta; si estás experimentando aumento de peso en la mediana edad, ya no puedes achacarlo a una tasa metabólica en declive”.
Desnutrición infantil
Otras sorpresas surgieron en lo que no encontró el estudio.
No hubo un aumento metabólico durante la pubertad o el embarazo y no hubo desaceleración alrededor de la menopausia.
El alto metabolismo en los primeros años de vida también enfatiza lo importante que es este momento en el desarrollo y por qué la desnutrición infantil puede tener consecuencias para toda la vida.
“Cuando la gente habla de metabolismo, piensa en dieta y ejercicio, pero es más profundo que eso, en realidad estamos observando tu cuerpo, tus células, en funcionamiento”, le dijo a la BBC el profesor Herman Pontzer, de la Universidad de Duke, EE.UU.
“Están increíblemente ocupadas al año de edad y cuando vemos declives con la edad, vemos que tus células dejan de funcionar”.
El metabolismo de las personas se midió utilizando agua doblemente marcada.
Es un método para medir el gasto energético con agua que contiene formas más pesadas de los átomos de hidrógeno y oxígeno y se puede rastrear a medida que sale del cuerpo.
Pero el agua doblemente marcada es increíblemente cara, por lo que fue necesario que los investigadores de 29 países trabajaran juntos para recopilar datos sobre los 6.400 participantes.
Dosis de fármacos
Los investigadores señalan que la comprensión total del cambio del metabolismo podría tener implicaciones en la medicina.
El profesor Pontzer dice que podría ayudar a revelar si el cáncer se propaga de manera diferente a medida que cambia el metabolismo y si las dosis de los medicamentos se pueden ajustar durante las diferentes fases.
E incluso hay discusiones sobre si los fármacos que modifican el metabolismo podrían ralentizar las enfermedades de la vejez.
Los doctores Rozalyn Anderson y Timothy Rhoads, de la Universidad de Wisconsin, en EE.UU., afirman que el estudio “sin precedentes” ya ha llevado a “nuevos conocimientos importantes sobre el metabolismo humano”.
Y agregan que “no puede ser una coincidencia”, que las enfermedades de la vejez comienzan cuando el metabolismo se desacelera.
Epidemia de obesidad
El profesor Tom Sanders, del King’s College de Londres, dijo: “Es interesante que encontraron muy pocas diferencias en el gasto energético total entre los primeros años de la edad adulta y la mediana edad, un momento en el que la mayoría de los adultos en los países desarrollados aumentan de peso”.
“Estos hallazgos respaldarían la opinión de que la epidemia de obesidad está impulsada por el consumo excesivo de energía alimentaria y no por una disminución en el gasto energético”.
El doctor Soren Brage, de la Universidad de Cambridge, Inglaterra, afirma que la cantidad total de energía utilizada ha sido “notoriamente difícil de medir”.
“Necesitamos con urgencia dirigir nuestra atención no solo a la crisis energética global definida por la quema de combustibles fósiles, sino también a la crisis energética causada por no quemar suficientes calorías en nuestros propios cuerpos”.