El director del plantel fiscal Comandante Ernesto Che Guevara, Diego Guerra, cuenta que las fuertes lluvias en el sector provocaron un derrumbe en una ladera cercada. Después de algunas semanas el clima permitió que cuatro padres de familia retiraran la tierra húmeda, que quedó amontonada contra la pared y que afectó la parte interna de las aulas. La pintura se cayó en pedazos y dejó a la vista el cemento en las paredes del aula de computación y de primer año. Este plantel es parte de los 121 fiscales en los que se invierte $1,6 millones para arreglo de desperfectos ocurridos durante el tiempo que las instituciones han permanecido cerradas por la pandemia.
El Ministerio de Educación respondió a un pedido de información y señaló que todos los establecimientos del país, en su momento, necesitan mantenimientos recurrentes, preventivos y correctivos, en mayor o menor medida, según su estado. De eso se ocupan en 12 383 centros fiscales.
Tras la constatación de los daños en la Ernesto Che Guevara se planificaron varios trabajos por 45 días a partir de agosto. El Director del plantel detalló que se dará continuidad a un muro de contención que existe hace 15 años pero no cubre toda la ladera.
Los trabajos permitirían pensar en un posible retorno a clases presenciales cuando sea posible. Los padres han preguntado por esta posibilidad luego de que terminen las vacaciones.
Aunque este plantel no ha pedido retornar, en su Plan Institucional de Continuidad Educativa (PICE) incluyeron una estrategia para asistir tres días a la semana, alternando la llegada de sus 28 docentes y 737 alumnos.
Hasta el 15 de julio fueron aprobados los PICE de 2 029 instituciones educativas. En 600 retornaron a clases 21 203 estudiantes y 3 901 docentes.
Organismos como Unicef han enfatizado en la importancia de que estos centros cuenten con agua y lavabos para el aseo de manos.
El epidemiólogo Daniel Simancas señala que esta medida de bioseguridad -sumada al uso de mascarilla y al distanciamiento- no puede pasarse por alto pese a que los docentes estén vacunados.
En el plantel del sur de Quito, las llaves de paso permanecen cerradas mientras los estudiantes no asisten. Constantemente, el director las abre y verifica que el agua fluya adecuadamente en los lavabos largos, con cuatro llaves, con los que cuentan en la zona de básica. Lo mismo hace en los de inicial, que son más bajos para los alumnos de ese nivel.
Durante la pandemia se han reportado 616 robos de equipos tecnológicos, materiales didácticos, entre otros.