Cuando en Colombia casi no había plantaciones de hoja de coca, el boliviano Jorge Roca Suárez era uno de los proveedores de pasta base de cocaína para el Cartel de Medellín. Sobrino de Roberto Suárez, quien llegó a ser conocido como el “Rey de la cocaína” en la década del 80, Roca fue señalado de ser socio estratégico del colombiano Pablo Escobar.
Pasó casi tres décadas preso en Estados Unidos por sus vínculos con el narcotráfico y, tras retornar a Bolivia durante unos años, recientemente volvió a ser detenido en Perú. Apodado “Techo ‘e paja” por su pelo cobrizo, autoridades colombianas y bolivianas lo señalan de ser parte de una organización que buscaba enviar enormes cantidades de cocaína a Estados Unidos.
“No había una mata de coca en toda Colombia”, dijo Pablo Escobar en referencia al nacimiento del negocio de la cocaína, de acuerdo a un relato hecho por su jefe de sicarios, Popeye. Por ello, al principio del camino que lo llevaría a ser uno de los narcotraficantes más conocidos y sanguinarios de la historia, el jefe del Cartel de Medellín tenía que importar la materia prima de la droga ilícita desde Bolivia y Perú.
Toneladas de la hoja eran procesadas en esos dos países hasta convertirse en pasta base que luego se enviaban a los laboratorios de Escobar, que terminaban de elaborar el clorhidrato de cocaína. Jorge Roca era uno de los proveedores bolivianos, de acuerdo a lo que señala un expediente estadounidense de 1994.
“Hizo un trato con ‘Los Pablos’ (como se conocía en ese entonces al grupo de Escobar), la organización de narcotráfico. Roca suministraría pasta base de cocaína y ‘Los Pablos’ la convertiría en clorhidrato, la forma en polvo de la cocaína. ‘Los Pablos’ luego exportarían la cocaína a Estados Unidos, donde Roca recibiría el pago en efectivo”, indica el documento publicado en Justia, un portal especializado en documentación sobre procesos legales en Estados Unidos.
La incursión en el narcotráfico del detenido llegó, de acuerdo a diferentes testimonios, de la mano de su tío, Roberto Suárez, quien ganó enorme notoriedad cuando se ofreció a pagar la deuda externa de Bolivia a cambio de inmunidad.
Pero en diciembre de 1990, Jorge Roca fue arrestado en su casa de Los Ángeles y encarcelado en California para cumplir una sentencia de 35 años. De Estados Unidos salió 27 años más tarde para terminar de cumplir la condena en Bolivia, donde logró libertad condicional en 2020.
En Estados Unidos le incautaron numerosos departamentos y en Bolivia unas tierras y un ganado que, según le dijo en entrevista en 2016 al diario El Deber, en realidad eran de sus padres. En esa entrevista también contó que había aprovechado sus años de cárcel para graduarse en Ciencias Políticas y Derecho Penal Internacional.
“Hicieron un mito, una fantasía con mi nombre (…) No soy Pablo Escobar, ni lo conozco (…) ni de la vida del ‘Chapo’ Guzmán'”, aseguró en aquella conversación sobre el capo del Cartel de Sinaloa en México. Desde su regreso a Bolivia entonces había mantenido un perfil relativamente bajo hasta este mismo año, cuando su hija, Rocío Roca, ganó las elecciones a la alcaldía de la localidad de Santa Ana, en el departamento de Beni.
Pero, según la notificación roja de Interpol citada por medios peruanos tras su detención, Roca Suárez había regresado al narcotráfico durante los meses de la pandemia y operaba desde ese país. Roca fue detenido con documentación falsa a mediados de marzo en Lima, donde según su familia estaba por problemas de salud.
En esa operación, cinco peruanos fueron arrestados en Colombia y Roca, el único boliviano, cayó en Perú. Desde su arresto permanece recluido a la espera de los fallos judiciales que definan si vuelve a ser extraditado, como lo pide una corte judicial de Nueva York.
Milton Andrade, abogado defensor de Roca, sostiene que la acusación “no tiene ningún fundamento”. “Es una acusación totalmente ilógica e imposible de sostener”, señala el letrado a BBC Mundo.
Andrade detalla que los cargos de su defendido hablan de un intento de envío de droga desde Bolivia a Estados Unidos en 2020 y que en ese entonces Roca se encontraba en cuarentena por la pandemia del coronavirus. El abogado asegura que estaba en una propiedad suya ubicada en Santa Ana, población en el noreste de Bolivia.
“No hacía ninguna actividad ilícita y se mantenía en su condición de ganadero”, afirma el abogado. En Bolivia se encontraba bajo la figura de libertad condicional desde 2020 hasta su captura en Lima. “Él ya pagó sus deudas con la justicia, no quiere saber nada de algo ilegal”, asegura el abogado. Sin embargo, la policía colombiana opina de manera diferente.
“Estos sujetos conformaban una organización internacional dedicada a mover grandes cargamentos de cocaína desde Bolivia y Perú empleando aeronaves de alta gama que salían desde pistas clandestinas en el norte de Bolivia hacia Centroamérica con destino final en EE.UU. y utilizando a funcionarios oficiales para facilitar el ingreso y salida de dichas aeronaves”, asegura la dirección Antinarcóticos del país sudamericano.
Y añade que “Techo ‘e Paja” era el líder de la organización y añade su “sociedad” con el capo del Cartel de Medellín.