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La gobernabilidad que propone el correísmo

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Es simple. La libertad de Jorge Glas, es su condicionamiento para marcar el apoyo que el expresidente Rafael Correa ofreció al nuevo Gobierno de Guillermo Lasso. “Vayan a mandar a su casa”, dijo él cuando las movilizaciones en su Gobierno reclamaban el archivo de leyes y menos subida de impuestos.

Ahora busca pintarse como la mayor fuerza política del país, con un techo que no superó desde su último mandato. Y poner condiciones que no son otras que la libertad de su amigo sentenciado por un caso de sobornos relacionado con la constructora Odebrecht. Pasarse por encima a la justicia, como en sus mejores tiempos cuando tenía a Gustavo Jalkh como su espada de Damocles sobre jueces y fiscales.

Es como si pensara que la memoria es frágil, que ya quedó en el olvido las maletas de dólares que retiraba el tío de Jorge Glas de la suite de un hotel en Quito, entregadas por las manos de ejecutivos de Odebrechet. Los tiempos en los que el Presidente se creía jefe de todas las Funciones del Estado, así sin más, no pueden volver.

Los llamados al diálogo fueron siempre una careta para hacer menos dolorosa su derrota en las urnas, pero el boicot ya comenzó con gritos apocalípticos por la aprobación de la Ley de Defensa de la Dolarización, que solo garantiza la independencia del Banco Central con el fin de evitar que cualquier gobierno de turno haga uso de las reservas internacionales que no le pertenecen.

Un pacto con el correísmo sería tan desastroso como el pacto del correísmo con el bucaramismo para asegurar el regreso al país de Abdalá Bucaram, que siguió creyéndose como el gran reivindicador de los pobres en medio de los lujos en los que vivía él y su familia.

No es solo la aprobación de la Ley de Defesa de la Dolarización, es también el anunció del ingreso a la Alianza del Pacífico tildado como el advenimiento de la gran crisis, cuando en realidad solo abre el comercio del Ecuador a otros mercados para dinamizar las exportaciones. Un proyecto en el que también está México, país de refugio de muchos correístas.

Su hoja de ruta está clara, boicotear todo.

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