El triunfo de Guillermo Lasso en las últimas elecciones presidenciales, con una votación contundente en la Sierra y la Amazonía, demostró que el país no está para cantos de sirena, ni para ofertas de regalos de mil dólares, que con el paso de la campaña se convirtió en oferta de créditos.
El Ecuador, en cierta forma, le apuntó a un modelo que vaya hacia la recuperación económica sostenida y siente las bases para un desarrollo productivo a largo plazo, sin cantos de sirena. Sin promesas que en el mediano plazo terminarían por minar la dolarización, con el fantasma de la hiperinflación, ni de la vuelta al llamado socialismo del siglo XXI más parecido a las comunas de Engels donde una élite carismática se hace con el poder absoluto, lo que se dio en llamar materialismo dialéctico e histórico transformado en biosocialismo.
El correísmo nunca ocultó esas pretensiones. Su líder máximo ni siquiera disfrazó su discurso, solo comenzó a hablar de de venganzas sin que su candidato siquiera hubiera ganado la primera vuelta electoral. Puso a sus supuestos enemigos casi casi frente a un pelotón de fusilamiento. Su campaña más que a recuperar el futuro apuntaba a las revanchas contra quienes creía sus enemigos. Es decir, a recuperar el pasado.
Su historia, sin embargo, ya es pasado que no se olvidará fácilmente en el futuro. Ahora lo que queda es mirar primero el plan de vacunación contra el Covid-19, clave en cualquier plan de recuperación económica. Y la responsabilidad de los gremios empresariales, porque el triunfo no es de ellos. De esa responsabilidad depende un país de emprendimientos y de generación de empleos, sin su precarización.
Hay un horizonte en estos momentos, un horizonte que no puede caer en saco roto para no volver a las promesas mesiánicas de entregar mil dólares de las reservas internacionales con plata que no pertenece al Gobierno central o a cualquier Gobierno de turno, llámese como se llame. Los votantes hicieron su parte, el turno es de las élites si no quieren volver a ese pasado donde fueron estigmatizados.