Solo diez países tienen el 75% de las vacunas antiCovid en el mundo, según el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas. A otras 130 naciones no llega ni una sola dosis. Son las cifras que muestran las desigualdades latentes en el mundo, aprovechadas por populismos de todas las tendencias.
A eso se suma el hecho de que la pandemia ha paralizado la economía mundial y sin un plan de vacunación plena, que logre la inmunización de rebaño será muy difícil la recuperación económica que nos vuelva hasta la llamada nueva normalidad.
La Organización Mundial de la Salud, mientras tanto, acordó un plan de compensación sin culpa para las reclamaciones de efectos secundarios graves en personas de 92 países más pobres debido a que recibieron las vacunas Covid-19 a través del esquema de intercambio COVAX, resolviendo una gran preocupación entre los gobiernos receptores.
El plan acordado por la OMS está diseñado para cubrir los efectos secundarios graves relacionados con cualquier vacuna distribuida por COVAX hasta el 30 de junio de 2022 en las economías elegibles para el Compromiso de Mercado Avanzado de COVAX: un grupo de 92 estados más pobres.
Uno de los grandes problemas es que, al parecer, no todas las vacunas son seguras. No hay registros, por los menos, de las suministradas por China o Rusia. Los países que financian sus propias adquisiciones de vacunas Covid-19 también planifican sus propios programas de responsabilidad.
El programa se financiará inicialmente con fondos de donantes como un cargo adicional en todas las dosis de vacunas Covid-19 distribuidas a través de COVAX. La OMS dijo que también estaba trabajando con la firma de seguros Chubb para asegurar la cobertura de seguro para el programa.
Las acciones de la OMS, si bien en algo pueden ayudar a los países menos favorecidos, es inaudito aceptar las cifras de la ONU. Son las cifras de la infamia, de las desigualdades que ha evidenciado aún más esta pandemia. Las diferencias entre el llamado primer mundo y el llamado tercer mundo.