Los autoritarismos siempre tienen el mismo discurso, culpar la mensajero, porque sus derrotas y sus errores no son culpa de ellos, sino de los medios. Los culpables de todo. Fue el discurso del llamado socialismo del siglo XXI que intenta revivir Alberto Fernández, sin poder siquiera controlar la pandemia en su país, a la sombra de Cristina Fernández de Kirchner, y ahora Luis Arce, quien parece desea permanecer a la sombra de Evo Morales. Un error que no mide consecuencias.
Un reportaje de la corresponsal de la BBC en la Casa Blanca dibuja elocuentemente lo que es la perdida del poder en una potencia como Estados Unidos, ahora que el mismo George Bush ha reconocido el triunfo de Joe Biden. Una Casa Blanca desolada con la mayoría de los escritorios del ala oeste vacíos, porque muchos miembros del personal han resultado infectados por el Covid-19 y no pueden ir a la oficina o están en cuarentena.
“Un hombre pasó conduciendo su camioneta por enfrente del club mientras hacía ondear varias banderas -cuenta Tara McKelvey, periodista de BBC-, incluso una en la que se mostraba al presidente encima de un tanque, como si fuera el comandante de los ejércitos del mundo”.
Trump ya dijo que perder no era fácil y menos para una persona como él. Dice que no está acostumbrado a perder, pero tal vez sí. Perdió la oportunidad de convertirse en un líder que dejara atrás el show mediático al que estaba acostumbrado, tendiera puentes, fortaleciera la democracia. Trump, con esta derrota, dejó ver de qué estaba hecho: de ego. Al igual que sus partidario que culpan a los medios de su fracaso.
La mañana del sábado había ido a su club de golf Trump National, en la ciudad de Sterling, Virginia, a unos 40 kilómetros de Washington. Los periodistas que cubren la Casa Blanca lo esperaban afuera al igual que sus simpatizantes que lo veían como el comandante de los ejércitos del mundo.
“El presidente no tenía prisa en marcharse -cuenta la periodista de BBC-. En el club estaba rodeado de amigos. Fuera de esas puertas, sus seguidores me gritaban a mí y a los otros periodistas: Acaben con los medios”.
¿Trump aspiraba a perpetuarse en el poder?
Es muy difícil predecirlo. Lo extraño es que la izquierda de América Latina, más ligada al chavismo tipo Rafael Correa, Evo Morales, Cristina Fernández, Nicolás Maduro y otros, aplaudan su derrota. Porque esa derrota también es la de ellos. Donald Trump podría ser un buen representante de todos y hasta podría ponerlos en un reality show, los mismos egos nacionalistas que desprecian el multilateralismo y se creen los únicos líderes posibles.
Si es hasta muy probable que Trump salga con el cliché: volveremos y seremos millones. Los egos.