El Índice de Precios al Consumidor (IPC) cayó por cuarto mes consecutivo en agosto, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC). La inflación anual fue del -0,76%. La caída de este ítem, que podría hasta pasar por una buena noticia, solo se explica por el deterioro de la economía en tiempos de pandemia, el aumento del desempleo por el cierre de empresas o por los recortes del personal, debido a que las actividades productivas continúan semiparalizadas.
La inflación en alimentos se redujo en un 0,91 por ciento, lo que incidió en la caída de los precios al consumidor en un 0,32 por ciento en agosto, en comparación con julio. La caída también obedece a la falta de capacidad de consumo de la población debido al cierre de negocios, sobre todo los relacionados con el turismo, el entretenimiento, la misma construcción y el comercio formal e informal.
La reestructuración de la deuda en bonos, concluida con éxito por el Ministerio de Finanzas, no es suficiente para dinamizar la economía, deteriorada ya en el gobierno anterior por el endeudamiento agresivo pese a que pudo gozar de precios del petróleo por encima de los 100 dólares y sin crisis como la actual debido al brote del coronavirus que mantiene cerrados todavía muchos negocios.
Si bien el Gobierno ha llegado a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para acceder a un paquete de ayudas bastante grande para Ecuador, cada quien comienza a reclamar su parte.
En una entrevista radial, un alcalde de la Amazonía aseguraba que reclamaba los fondos que le adeudaba el gobierno central porque necesitaba cumplir sus promesas de campaña como la construcción de un centro comercial y aseguraba que de no recibir las asignaciones llegaría con gente a Quito para calentar las calles.
La reactivación productiva dependerá de que cada quién comience a remar en la misma dirección. La rebaja de la inflación solo refleja la debilidad de la demanda interna. Y una economía no se reactiva con amenazas ya suficiente vivió el país con el paro de octubre, auspiciado por un grupo ansioso de llegar al poder como sea, que causó mucha destrucción y pérdidas millonarias. Y ahora la Defensoría del Pueblo ha salido en defensa de quienes son acusados de haber estado detrás de esa destrucción.