El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibió en la Casa Blanca a su par de México, su amigo Andrés Manuel López Obrador, en medio de críticas en ambos países azotados por la pandemia del coronavirus. Es la primera visita al extranjero de López Obrador y su primera reunión con Trump, supuestamente para celebrar el acuerdo comercial firmado entre los dos países más Canadá.
“Usted no nos ha tratado como colonia, al contrario ha honrado nuestra condición de nación independiente -dijo López Obrador en la Casa Blanca-. Por eso, estoy aquí. Para expresar al pueblo de Estados Unidos que su presidente se ha comportado hacia nosotros con gentileza y respeto”.
“Son gente trabajadora, son gente increíble, son un gran porcentaje de los propietarios de los negocios -le replicó Trump-. Tienen mucho éxito”. Nada de malo tendría esta reunión y este cruce de elogios de no ser por los antecedentes y porque Estados Unidos está en plena campaña de cara a las elecciones de 2021. Y México tiene una de las colonias latinas más grandes en ese país.
“Es una canallada que Trump y sus asesores se expresen de los mexicanos como Hitler y los nazis se referían a los judíos, justo antes de emprender la infame persecución y el abominable exterminio”. Eso escribió López Obrador en 2017 cuando era candidato presidencial, en su libro Oye Trump, donde cuestionaba la política migratoria de la administración estadounidense y la ampliación del muro en la frontera entre los dos países.
Los analistas los identifican por sus nacionalismos, tanto Trump como López Obrador priorizan la agenda local a la multilateral. Los dos buscan mantener a sus electorados, pero también se habla de diferencias al identificar a Trump como un nacionalista de derecha y a López Obrador como un nacionalista de izquierda. ¿Son diferencias?
El uno puede ser partidario del Tea Party, el otro del Grupo de Puebla. ¿Qué los diferencia? Tal vez por eso pasaron rápidamente de ser enemigos íntimos a amigos íntimos.