BBC Mundo
Las posibilidades de una segunda ola de coronavirus alrededor del mundo junto con las inciertas perspectivas para las economías más grandes han provocado que los inversores se lancen a los brazos de un viejo conocido en todas las crisis. El oro, que marcó esta semana máximos históricos, vuelve a ser el valor en el que refugia su dinero Wall Street. Esta semana llegó a superar los $1.940 por onza.
Pero hay más.
Según el informe del primer trimestre del Consejo Mundial del Oro, los bancos centrales también estuvieron acumulando en sus cámaras el preciado metal.
“En medio de una mayor volatilidad e incertidumbre, las reservas mundiales de oro crecieron 145 toneladas en este periodo” indicó la institución.
En julio de 2020, Estados Unidos era el país con las mayores reservas de oro con 8.134 toneladas.
Esta cifra supone más del doble de las reservas del segundo país, Alemania, con 3.367 toneladas, y más del triple de las reservas de las de Italia y Francia.
Curiosamente es un organismo internacional y no un país quien ocupa el tercer puesto por reservas de oro. El Fondo Monetario Internacional es el tenedor de 2.814 toneladas. China ocupa el sexto lugar justo por detrás de Rusia, según los datos.
Pero desde la web de datos e infografías Statista recuerdan que se extrae más oro en China que en cualquier otro país del mundo.
Australia, por otro lado, alberga las mayores reservas de minas de oro, además de ser el segundo mayor productor del mineral, después del gigante asiático.
En Latinoamérica
Venezuela, con unas reservas de 161,2 toneladas, es el primer país de América Latina en aparecer en la tabla.
Ocupa el puesto 27. Le sigue en el 32, México, que acumulaba a marzo de 2020, 120 toneladas y Brasil en el lugar 42 del ranking. En el puesto 45 encontramos a Argentina y en el 50 a Bolivia.
¿Cómo benefician a las economías los altos precios del oro?
“Por supuesto, cuando aumenta el precio del oro las reservas de un país aumentan de valor“, le explica a BBC Carsten Menke, responsable del área de análisis “Next Generation Research” del banco privado Julius Baer.
Sin embargo, el experto advierte que esto sólo tiene un efecto en la contabilidad pero ninguno en la economía real de un país.
“Empíricamente, no hay evidencias de que un mayor porcentaje de oro en las reservas de un país, por ejemplo, lleve a tener una moneda más estable”, dice.
Y como ejemplo recuerda lo sucedido en los últimos años con Rusia o Turquía. “Ambos países han aumentado enormemente el peso del oro en sus reservas en los últimos años, pero sus monedas han seguido depreciándose a medida que las economías se enfrentaban a dificultades”, añade Menke.
Diego Fernández Elices, director general de inversiones de A&G Banca Privada, coincide en esto.
Para Fernández, el impacto en la economía del país de las subida del precio del oro es pequeño.
“Aumenta el valor de sus reservas internacionales y eso fortalece la solvencia, lo que debería tener cierto efecto sobre el coste de la deuda pública”, le explica a BBC Mundo.
Activo estratégico
“Independientemente del tipo de recuperación, la pandemia probablemente tendrá un efecto duradero en lo que eligen los inversores para colocar su dinero. También continuará reforzando el papel del oro como un activo estratégico”, cree el Consejo Mundial del Oro.
Otro factor a tener en cuenta, es la masiva inyección de dinero que han realizado los bancos centrales, como la Reserva Federal de Estados Unidos o el Banco Central Europeo, como respuesta a la crisis del coronavirus.
Esa enorme liquidez, que no desaparecerá a corto plazo, también ha dirigido un volumen de capital muy alto hacia el oro.
“Se está produciendo un dinamismo interesante en el oro. Inicialmente, el problema con el oro es que no ofrece ninguna rentabilidad, por lo que el precio de mantenerlo en la cartera es elevado”, afirma Jack Janasiewicz, manager de la gestora francesa Natixis IM.
Pero dado que otros tradicionales valores refugio, como la deuda de los estados, casi no ofrece nada o la rentabilidad es incluso negativa, las cosas se han puesto a favor del oro.
“Los inversores están empezando a tomar el oro y otros metales preciosos como un elemento defensivo para sus inversiones”, añade Janasiewicz.