El alarmante incremento de casos de coronavirus en América Latina y el mundo en general ha vuelto a poner en el tapete el debate sobre qué priorizar, la salud o la economía. Es indudable que sin salud no hay economía del mundo capaz de resistir y sin reactivación económica también se pone en juego la salud de un país con altos índices de empleo informal.
¿Hay forma de equilibrar las cosas? El proceso de desconfinamiento ha llevado a miles, sobre todo jóvenes, a dar por descontado que la pandemia se ha eliminado o la vacuna está a la vuelta de la esquina. Nada más falso que eso. En primer lugar la vacuna ni siquiera podría llegar este año y si llega los primeros países que van a tenerla son los llamados desarrollados por su capacidad económica y llevará mucho tiempo todavía hasta que la Organización Mundial de la Salud tenga las patentes para hacer una producción en masa que pueda ser repartida en los países en vías de desarrollo.
¿Cómo equilibrar el derecho a la seguridad sanitaria con la reactivación de la economía? Los Estados no tienen la capacidad para poner un policía en cada una de las casas de los ecuatorianos y así hacer cumplir las medidas sanitarias básicas recomendadas como el uso de la mascarilla, el lavado de manos, el distanciamiento, la limpieza de las superficies, el alcohol, el respeto a la seguridad del otro. Es responsabilidad de cada uno cumplir esas normas para evitar el colapso del sistema sanitario que pondría en serio riesgo a la población.
Una responsabilidad que deberían cumplir desde los mismos vendedores informales, porque si no hay esas condiciones de seguridad una persona difícilmente se acercará a su puesto. En los supermercados ya no es común el respeto de la distancia entre la persona que pasa a la caja y el siguiente cliente. Tampoco ha habido una campaña que incentive el uso de los pagos electrónicos. El dinero electrónico, respaldado en dólares en las cuentas de los clientes de la banca, sigue siendo un proyecto que no termina por despegar por el bajo nivel de bancarización en Ecuador.
La reactivación de la economía es urgente y necesaria, porque ya miles de empleos se han perdido. Negocios con las puertas cerradas, oficinas en alquiler, restaurantes que vivían de los almuerzos de a tres dólares ahora intentado vender a domicilio, gente sin poder cumplir sus obligaciones a tiempo, amenazas de desahucio por la falta de pago de los alquileres… Eso deteriora no solo la salud de la economía en general, sino la salud de las familias que se quedan sin fuentes de ingreso y tampoco pueden depender siempre de los kits que pueda entregar el Gobierno o las empresas privadas que se han mantenido a flote en la crisis.
Es necesario cuidar la salud y entender que el virus simplemente no se irá un día, así como llegó, de improviso. Aprender que estará ahí así el mundo pase confinado por los años de los años. Sancionar con todo el rigor de la ley y tampoco ser condescendiente con los responsables de los actos de corrupción que intentaron aprovechar la pandemia para hacer negocios con fondos públicos en la emergencia sanitaria. Y cumplir las normas de bioseguridad impuestas y obligatorias.