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Avanza o Mejor, el curioso caso de Daniel Mendoza

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La estructura era la misma, solo que esta vez no había la bocina de las sabatinas para su protección ni nadie que argumentará el acuerdo entre privados para justificar la impunidad. Mejor. El asambleísta Daniel Mendoza fue trasladado a una cárcel para guardar prisión preventiva mientras dura la instrucción fiscal por noventa días. Está involucrado en un caso de corrupción relacionado con la construcción del hospital de Pedernales, una obra que se inició en el anterior Gobierno, el llamado de las manos limpias y los corazones ardientes, con irregularidades.

El hospital fue una promesa para la reconstrucción de Manabí y Esmeraldas tras el terremoto de 2016, con aportes de todos los ecuatorianos, con una subida de dos puntos al IVA, además de las contribuciones solidarias y otras medidas que rechazaban el aporte privado. No los anticipos e impuestos. Esos recursos fueron a un fondo con el que se contrató la construcción del centro hospitalario. El Gobierno anterior se fue sin inaugurar la obra inacabada, como tantas otras. Quedaron sus alfiles y el ejemplo.

La toma del poder político de un Estado ha sido el sueño de todos los sedientos de poder, desde los tiempos de Pablo Escobar, según la memoria histórica de América Latina. Un proyecto para garantizar la impunidad. Lo vivió Colombia con el proceso ocho mil después de la caída de Escobar. Sin ir muy lejos, lo ha vivido Ecuador con el intento de sometimiento a la estructura de la seguridad pública, con atentados de un grupo comandando por gatilleros de los carteles mexicanos, tipo organizaciones Oliver Sinisterra. ¿Quién en su sano juicio no recuerda a Joamy Ema y sus paseos en su Porsche Cayenne por la ciudad de Quito?

Ecuador entró en un círculo vicioso de impunidad por la ambición de unos pocos por el poder absoluto y eterno, del que intenta salir.

El asambleísta Daniel Mendoza, según las investigaciones de la Fiscalía que pidió su orden de prisión, hizo lo que otros ya hicieron. La falta de imaginación también sorprende. Primero fue Avanza de una de las piezas clave del correísmo, Ramiro González; un movimiento formado con los recursos de los afiliados al IESS para garantizar al expresidente Rafael Correa una puerta ante el desgaste de Alianza País. El nombre fue copiado tal cual por el asambleísta que bautizó a su movimiento Mejor. Seguramente un despilfarro de recursos que no eran suyos, en campañas de marketing.

¿Quiénes estaban detrás de esa campaña de marketing político? ¿Quiénes se llevaron esos ocho millones de dólares desviados que detectó la Fiscalía para pedir la incautación de las cuentas de los involucrados en el juicio por delincuencia organizada?

Solo 1,6 millones de dólares se hallaron, un porcentaje en efectivo y en caletas, el resto en cheques, ¿a dónde fue el reparto para que un asambleísta subiera cual pastor a una tarima con su discurso de Mejor como en sus mejores momentos lo hizo el exministro Iván Espinel que prestó su movimiento al expresidente Correa?

 

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