Una publicación del diario alemán Der Spiegel citó un informe del servicio de inteligencia de su país para denunciar que el presidente de China, Xi Jinping, pidió personalmente al director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, que retrasara la advertencia mundial sobre el coornavirus y su transmisión entre humanos. Según Der Spiegel, la conversación se habría dado el 21 de enero lo que habría hecho perder al mundo perdiera entre cuatro y seis semanas para prepararse ante la tragedia. China, por supuesto, negó la veracidad de ese informe, al igual que la OMS.
El poder del SRI, puertas adentro, fue una polémica de todo el fin de semana, en esa especie de Frankestein que socialcristianos y correístas han ayudado a montar sobre las leyes de emergencia enviadas por el Ejecutivo a la Asamblea para paliar la crisis fiscal desatada por la emergencia sanitaria y la brusca caída de los precios del petróleo a niveles nunca antes vistos. No más impuestos es el discurso electoral de siempre, sin alternativas a la vista, mientras un país tan rico como Arabia Saudita triplica el IVA y detiene subvenciones, por un plan de austeridad.
Y todo mientras los correístas, sobre todo, buscan defender instituciones creadas en el gobierno del expresidente con orden de prisión, refugiado en Bélgica, para no se sabe qué. Eficiencia administrativa le llamaban a un plan para engrosar la burocracia y debilitar al sector privado y las instituciones públicas no alineadas con su discurso. La Secretaría de la Administración Pública pasó de ser una oficina en Carondelet a un gran edificio en el centro norte de Quito con guardia privada y demás escáneres.
Un rasgar de camisas por los ajustes. Un rasgar de camisas por los no ajustes. Hay tanto rasgar de vestiduras que ya salieron las historias de las confabulaciones sobre posibles golpes militares de los coroneles (esas figuras tan usadas que se convierten en flor de un día), chismes que el correísmo no ha dejado pasar con un llamado literal a las puertas de los cuarteles. Todo lo que antes criticaba ahora es parte del viejo país que busca resucitar para que… liberen a Glas. ¿Para qué más? Su eterna cantaleta y pataleo.
Un rasgar de camisas también en cierto sector del mundo del fútbol donde Antonio Valencia pasó de héroe a villano tras las crítica visceral que lanzó contra Francisco Egas, al que acusó de ser una mala persona. Los ataques en su contra en las redes sociales no se hicieron esperar. Sobre todo entre quienes todavía aspiran a que la FIFA y la Conmebol bloqueen la destitución de Egas de la titularidad de la Federación Ecuatoriana de Fúbol. Entre quienes reducen los problemas de la FEF a una cuestión de regionalismo.
Y el mundo camina apresurado con aplicaciones que controlan la salud en tiempo real; con cámaras que miden la temperatura mientras la gente camina; vecinos que vigilan las visitas de sus vecinos las 24 horas del día. Con el nuevo disco de Bad Bunny, Las que iban a salir, y salieron en la cuarentena o aislamiento. Es la hipervigilancia almibarada del coronavirus que ha provocado más miedo en el mundo que cualquier invasión extraterrestre como para la que se prepara Japón una vez que Estados Unidos desclasificó los videos sobre los llamados objetos voladores no identificados.