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La otra pandemia

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Hay una pandemia en las redes sociales que apunta sus dardos a Ecuador, con nombre y apellido. Vive en Bélgica y regodea su amargura por el poder perdido con noticias falsas. Su primer triunfo fue lograr que la CNN y otras cadenas que se alimentan con videos sensacionalistas, sin mirar cuánta de verdad hay en ellos, identificaran a Guayaquil como sinónimo de muerte y desgracia.

Una de las ciudades más vivas del país, en la que dice haber nacido. ¿Qué hace Ricardo Patiño a estas horas? ¿Cómo funciona la caja de resonancia para intentar acorralar al Ecuador en un callejón sin salida? ¿De dónde sale tanto dinero para una campaña tan sostenida de un grupo político (si así se le pudiera llamar) contra un Estado para llevar al país a la misma situación de Venezuela?

Primero fueron los muertos incinerados en la calle que no eran muertos sino muebles, luego el miedo, el pánico, la crisis carcelaria, el liberen a Glas cuyo tío recogía dinero en grandes bolsas en una suite de un hotel cinco estrellas cuando era el amo y señor de los sectores estratégicos, preocupado por la vida de los pobres, con chequera de jeque árabe para su vida personal.

Ahora es el pánico financiero. Un delito impuesto por su mismo gobierno en el Código Orgánico Integral Penal. El ataque a la banca privada es una de sus últimas estrategias para llevar al país al caos. Pasó desapercibido en un momento pese a que ya generó filas en las agencias de gente intentando recoger sus recursos. Y luego pasó.

El correísmo y sus economistas cepalinos, hartos de que sus conspiraciones fracasaran, decidieron apuntar al bolsillo de los ecuatorianos con el pánico, como cuando el señor Ricardo Patiño, en el anterior Gobierno, decidió asustar a los mercados para garantizar la rentabilidad de los seguros de Venezuela.

Un ataque programado para hacer creer que el Ecuador vive en la ley de la selva mientras el mundo vive en el paraíso, especialmente el señor Bukele con sus campos de concentración, o el señor Maduro con sus otros campos de concentración.

No hay salida masiva de divisas de Ecuador, porque la crisis es mundial. A nadie le interesa ir a meter sus capitales en lugares ahora desconocidos. No hay falta de confianza en la banca privada.Es una institución que ha arrimado el hombro en la crisis. El correísmo debería jubilarse, el daño causado a Ecuador con sus fake news no le alcanza para volver…

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