La semana comenzó con un homenaje a la enfermería. ¿Quiénes son?, ¿dónde están?, ¿por qué su felicidad y desazón cuando están en un frente de batalla tan duro como el de la vida? El consenso fe unánime. El reconocimiento también. Las enfermeras pasan en la primera línea de los hospitales, son las primeras que dan la mano al recién llegado con ganas de vivir.
Las autoridades de las ciudades mientras tanto se debatían alrededor del semáforo. ¿Cuál color escoger? ¿Cómo entender las cifras de las pandemia? ¿Hasta dónde soportar la indisciplina de la gente que sale a sobrevivir en un país con una economía absolutamente informal? ¿Hay una forma de sobrevivir quedándose en casa y aplaudiendo por peleas en rings y escandalizándonos por las peleas en las calles de una ciudad cualquiera?
Daule comenzó por el color verde. Las medidas de control fueron más estrictas, según una reseña de diario El Universo que está de aniversario. Una sana alegría para quienes creemos en la libertad de expresión y en el periodismo a secas.
Otros Municipios seguirán la ruta de Daule para evitar asfixiar su economía. Pese al miedo de sus élites. O la eterna amenaza de la Organización Mundial de la Salud que pone a todos los países en un mismo saco, como si todos tuvieran los mismos recursos: el PIB per cápita de Bolivia no es igual al de Francia, Alemania, Italia, Arabia Saudita, Estados Unidos, Canadá…
En la política, la Asamblea vivió su propia batalla con guerras en redes sociales donde se atrincheraron los voceros de la verdad y las presuntas manos limpias y mentes no tan lúcidas. La no aprobación de dos leyes apuntaban a bloquear al país. Las voces a favor del archivo salieron ya no solo de correísmo sino desde distintas tiendas partidistas.
Las leyes fueron aprobadas. Jaque.