Hoy escribo de comunicación, pero no de la noticiosa y periodística, sino de la comunicación estratégica que se produce desde una institución o empresa hacia sus públicos internos y externos.
Como introducción decir que la comunicación ha sido y será vital en épocas de incertidumbre. La crisis sanitaria que el mundo se encuentra atravesando, nos tomó por sorpresa a todos y ha creado una sensación de ansiedad que se puede mitigar con comunicación adecuada.
El teletrabajo ha sido el mecanismo que han adoptado muchas organizaciones para no parar, seguir operando, contribuir a la economía de las ciudades, de los países, y asegurar estabilidad y fuentes de trabajo; sin embargo, hasta ahora, en un país como el nuestro –Ecuador-, este sistema no había sido suficientemente asimilado, ni regulado; por ello el asumirlo de un momento a otro, causa mucha expectativa tanto en directivos como en colaboradores.
En este contexto, el papel de los equipos de comunicación de las organizaciones es fundamental para desde la perspectiva de la coherencia y veracidad, crear estrategias de corte informacional, educativo, pero también práctico, que permitan:
- A nivel interno:
- Entregar directrices claras que permitan a sus colaboradores saber qué hacer y cómo actuar desde la función que desempeñan dentro de la organización;
- Avivar su sentido de pertenencia organizacional, viviendo los valores corporativos aún sin estar físicamente en el trabajo;
- Lograr que el personal labore de forma eficaz y eficiente, -ojalá incluso con mayor gusto y productividad- que antes;
- Acompañar al colaborador para que desde su casa sienta que la organización en la que trabaja se preocupa por su bienestar personal, su entorno familiar y social.
- A nivel externo, que nuestros clientes, proveedores y grupos de interés en general puedan:
- Mantener el nivel de servicio, no solo dando respuesta a sus expectativas sino superándolas, demostrando de esa forma resiliencia corporativa y liderazgo.
- Contribuir -hoy más que nunca- con el territorio en donde opera la organización involucrándose en iniciativas solidarias, y contribuir a la transformación social de forma real y práctica.
El reto no es fácil porque los mensajes y recursos empleados para cumplir con los objetivos antes señalados, a más de entregar valor, deben ser asertivos, empáticos y aterrizados de forma muy específica a la realidad geográfica y al giro de la organización en la que se trabaje.
En las organizaciones solemos decir que trabajamos comunicación preventiva y que contamos con manuales de crisis, pero la COVID19 rebasó toda acción predictiva y nos dejó a los departamentos de comunicación retos que no visualizamos con anterioridad, pero que una vez más, resaltan el papel estratégico que tiene la comunicación en las organizaciones.