El número de muertos en España por el COVID-19 volvió a registrar un aumento este martes 31 de marzo con 849 fallecidos en 24 horas, la cifra más alta desde el comienzo del brote. El total de fallecidos es de 8.189, el balance más mortífero del mundo solo por detrás de Italia.
Las estadísticas también muestran un repunte en el número de casos diagnosticado hasta superar los 94.400, con 9.222 contagios detectados en las últimas 24 horas. Casi una quinta parte del total, 19.259 pacientes, ya se habían recuperado. Entre ellos, hay una mujer de 101 años del pueblo de Biescas (norte) que estuvo 15 días hospitalizada, anunció el ayuntamiento de su localidad.
Las autoridades sanitarias indican, sin embargo, la estabilización de la epidemia, que llevó a decretar el 14 de marzo el confinamiento del país, endurecido desde el domingo con la paralización de las actividades económicas no esenciales. “Las medidas están poco a poco teniendo el efecto deseado”, dijo el director de emergencias sanitarias del país, Fernando Simón, en conexión desde su casa, donde está aislado tras haber dado positivo por coronavirus, según la agencia France Press.
Miguel Hernán, catedrático de Epidemiología de la Universidad de Harvard, explicó a diario El País que estas cifras siempre hay que tomarlas como una imagen de hace aproximadamente 14 días. “Una semana entre contagio y síntomas más varios días de retraso de notificación entre los distintos niveles hasta llegar al ministerio. Es decir cada día estamos viendo una foto del pasado”.
Las autoridades fijan como indicador, el crecimiento de la mortalidad mantiene su paulatina desaceleración pasando del +12,4 al +11,6% diario, pero los contagios repuntan tras seis días de declive del +8,1 al +10,8%.
“La tendencia general se mantiene”, insistió la doctora del centro de emergencias sanitarias, María José Sierra, que atribuyó esta aceleración a la acumulación de casos no notificados durante el fin de semana.